Cristina Fernández de Kirchner recibirá pasado mañana a su par boliviano, Evo Morales, quien le planteará a la mandataria la necesidad de realizar una reunión tripartita juntamente con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, para definir los volúmenes de gas natural que envía a cada país. Según indicó el ministro de Hidrocarburos boliviano, Carlos Villegas, es importante que “podamos regular el envío de gas para cuando exista una mayor demanda”.

Por otro lado, en la reunión se presentará la licitación del Gasoducto Nordeste Argentino que serviría para cubrir el posible déficit de gas durante el invierno y los cuellos de botella que ya se producen en Tucumán, el Gran Buenos Aires –sobre todo en la demanda residencial y cuando la temperatura está por debajo de los diez grados– y en el sector industrial del sur de Rosario. Pero el tema relevante serían las inversiones que necesita realizar Argentina para que Bolivia pueda enviarle más gas.

Para el ministro del país vecino, el aumento en la provisión depende exclusivamente de la construcción del nuevo gasoducto, que abarcaría 1000 kilómetros en territorio argentino y 100 en el boliviano. Sin embargo, según explicó a Página/12 una asesora en temas de regulación energética del Congreso, la mayor provisión de gas no se resuelve solamente con una mayor capacidad de transporte. Según su opinión, Argentina debería iniciar un proceso licitatorio para que empresas locales, Enarsa por ejemplo, inviertan en Bolivia para ampliar la infraestructura necesaria para sacar más gas boliviano, tal cual hará Petrobras, que se comprometió a invertir por cuatro años entre 750 millones de dólares y 1000 millones.

Bolivia informó semanas atrás que en este año su capacidad productiva llegará a un tope de 42 millones de metros cúbicos diarios de gas, que se utilizarán para satisfacer, con prioridad, el mercado de San Pablo, con 31 millones de metros cúbicos y el resto iría para la Argentina: los cálculos oscilan entre 5,5 y 7,0 millones de metros cúbicos.

El economista Francisco Mezzadri, especialista en temas energéticos, consideró que Argentina debería invertir aproximadamente 2000 millones de dólares para ampliar la capacidad de producción del gas boliviano. Esa inversión estaría destinada a cubrir los 20 millones de metros cúbicos diarios, necesarios para no pasar frío durante los próximos inviernos y usufructuar la capacidad del nuevo gasoducto.

En tanto, Gustavo Calleja, ex subsecretario de combustibles del gobierno de Raúl Alfonsín, afirmó que si no se estipula de dónde saldrá al gas, el país continuará en una situación de déficit energético. “Actualmente se demandan 135 millones cúbicos por día mientras que la demanda insatisfecha alcanza los 40 millones. La red de gas nacional no se moderniza desde 1989, de ahí el déficit. Y Bolivia no puede enviar más gas ya que aumentó su consumo interno.”

Para que un gasoducto entre en funcionamiento pueden transcurrir 24 meses, por lo tanto los especialistas consultados por este diario coinciden en que durante este invierno la situación será difícil. “La cuenca que maneja la Transportadora de Gas del Norte ya está al tope, es decir que no tendría capacidad para cubrir la demanda del futuro gasoducto”, enfatizó la asesora del Congreso.

La semana pasada, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, anunció que se incorporarán al sistema eléctrico 850 megavatios, elevando la cota de Yacyretá. Pero el 50 por ciento de la matriz energética argentina depende del gas, donde las usinas eléctricas son grandes demandantes. Si bien la administración de Evo Morales no planea subir las tarifas que le cobra a la Argentina por usar su gas, sí planteará al gobierno de Cristina Fernández un aumento de las inversiones para incrementar la producción en tierras bolivianas. Este será probablemente uno de los temas centrales del encuentro entre ambos.