EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER RECIBIO A MOYANO Y LA CGT EN LA CASA DE GOBIERNO

Con una apuesta a la “moderación”

“Positiva”, fue la evaluación del Gobierno y de la CGT. La Presidenta repasó la situación pasada de cada gremio y la actual y reclamó “moderación” en la puja salarial. Los sindicalistas aseguraron que no tirarán “más de lo que la cuerda resiste”. Dijeron que no se habló de “montos, ni de pisos y techos” de los futuros aumentos.

 Por Miguel Jorquera

Hugo Moyano tuvo la foto que buscaba pero no todas las respuestas que esperaba. Después de casi una hora de reunión con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada, la cúpula de la CGT –sin la presencia del camionero– hizo su balance frente a los periodistas. “No hablamos de montos, ni de pisos ni de techos”, dijo el secretario adjunto de la central sindical, José Luis Lingeri, sobre las paritarias que dirimirán con los empresarios la actualización salarial para este año. Aunque Lingeri admitió que no tirarán “más de lo que la cuerda resiste” en una negociación por rama y actividad, que deja de lado la idea del pacto social como un acuerdo global. Puertas adentro, y dirigiéndose a cada uno de ellos, CFK repasó ante los popes sindicales la situación de cada sector productivo y la de sus trabajadores, para exigir, sin una mención expresa, moderación en la pelea salarial.

Todos, desde el Gobierno y la CGT calificaron el encuentro como “positivo”. En la Casa Rosada lo vivieron como un “respaldo a la gestión de gobierno”, en el marco de un diálogo “moderado”. “Fue una reunión amplia con temario abierto, en el que hubo predisposición de las partes al diálogo”, resumió Lingeri en la Sala de Prensa de la Casa de Gobierno.

Moyano llegó a la Casa Rosada con una numerosa delegación de la CGT. En la Sala de Situación, el camionero fue recibido con un beso por Cristina Fernández de Kirchner, que saludó uno a uno a los dirigentes sindicales. Ya sentados a la mesa, y frente a los flashes fotográficos y las cámaras de televisión que registraban el encuentro, el líder de la central obrera le entregó a la Presidenta un petitorio con una lista de reclamos. CFK –flanqueada por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada– lo miró, sonrió y lo puso sobre la mesa para empezar la reunión.

Además de las paritarias, el temario que llevaron los gremialistas incluyó otros items: el pedido de aumento para jubilados y pensionados, las asignaciones familiares y el salario mínimo, vital y móvil; la modificación del mínimo no imponible en el impuesto a la ganancias para los trabajadores en relación de dependencia y aumentos en las cápitas que las obras sociales reciben para atender al sector pasivo que no está afiliado al PAMI. Temas que llevarán su propio proceso de negociación.

El camionero no fue el único que habló. Moyano compartió protagonismo con Gerardo Martínez (construcción), Antonio Caló (metalúrgicos), Julio Piumato (judiciales), Gerónimo “Momo” Benegas (peones rurales y dirigente de las 62 Organizaciones) y el propio Lingeri. Los sindicalistas repartieron sus intervenciones entre elogios al gobierno por “la profundización del modelo de crecimiento productivo y la recuperación del nivel adquisitivo de los salarios”, con las demandas sectoriales.

La Presidenta también dividió su intervención en dos partes. Recordó su tarea legislativa en la que “respaldó” los reclamos gremiales y que era la “única” que recibía a Moyano en medio de la resistencia a la “ley Banelco”, donde varios senadores radicales y peronistas fueron acusados de recibir coimas para profundizar la precarización laboral que proponía el gobierno de Fernando de la Rúa. Pero también repasó los “avances” durante la gestión kirchnerista en cada una de las actividades productivas y las “mejoras” que lograron sus trabajadores.

Moyano no se sentó frente a los periodistas “porque tenía otros compromisos”. El camionero ya tenía la foto que buscaba y tal vez no quiso poner en juego el respaldo que había logrado en un mano a mano con la prensa. Lingeri fue el encargado de hacer el balance “institucional”, junto a Piumato, el taxista Omar Viviani y la modelo Noé Ruiz. Tampoco querían que el protagonismo de Moyano le restara trascendencia al papel de la CGT, en medio de una disputa por el control de la central obrera.

“No se habló en ningún momento de ningún piso ni techo en la discusión salarial. Cada organización tendrá que discutir con el sector empresario cuáles son los valores y los puntos que se fijen”, afirmó Lingeri. Pero aclaró que las pretensiones gremiales estarán en los “parámetros lógicos” y que los sindicatos “no van a tirar más de la cuerda” que lo que la soga resiste. Después justificó el criterio recordando los tiempos de hiperinflación, en las que los convenios se firmaban “por día y por hora”. Y aseguró que la central sindical no quiere que “haya una puja de salarios y precios que nos lleve a una espiral inflacionaria donde ya sabemos quién pierde”.

Lingeri volvió a repasar la larga lista de reclamos que el entregaron a la Presidenta y agregó otros, como “el combate” a la desocupación y el trabajo en negro. Tampoco faltaron los planteos hacia la política de “importaciones, exportaciones y de igualdad de género, para no contar sólo con modelo agrícola-ganadero, sino también industrial”.

Pero también se encargó de aclarar algunos puntos del petitorio. “No hay salvataje, hay una ley de la que puede hacer uso cualquier obra social a través de la AFIP, que tenga pasivo o deuda. Directamente hay una moratoria”, explicó Lingeri para responder si habían solicitado al Gobierno un auxilio económico para la crítica situación de las obras sociales sindicales.

A pesar de no haber participado en la conferencia de prensa, Moyano se refirió más tarde a la reunión con CFK. “Durante el encuentro nos dijo que ella nos veía a los trabajadores no como un sector que debe apoyar desde afuera este proyecto económico y social sino como parte esencial del modelo”, sostuvo el camionero. “Cristina nos dio tranquilidad también cuando dijo que la economía argentina seguirá creciendo en los años que vienen y que al mismo tiempo seguirá la preocupación por una distribución cada vez más equitativa de la riqueza”, insistió. El líder de los camioneros estaba “satisfecho”, también había recibido el respaldo de sus colegas. “No se puede ser traidor a los propios compañeros y los disensos se plantean en la propia CGT”, dijo Lingeri ante los periodistas para afirmar que respaldará a Moyano hasta que termine su mandato al frente de la CGT (ver recuadro).

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Hugo Moyano llegó acompañado del resto de la conducción de la CGT; la Presidenta estuvo con Alberto Fernández y Carlos Tomada.
 
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