El real se devaluó ayer otro 4,6 por ciento, para cerrar a 2,31 por cada dólar. El lunes había terminado a 2,20. La moneda brasileña llegó a su valor más bajo en más de dos años. Los movimientos del real ponen a los industriales argentinos con los nervios de punta. Temen un aumento de las exportaciones brasileñas hacia aquí y una caída de sus envíos a ese mercado. Para evitar un cambio abrupto en las condiciones de competitividad, el Gobierno y el Banco Central vienen dejando que el peso también se devalúe. Ayer cerró a 3,23 (ver nota central).

La depreciación del real se produce al mismo tiempo que la Bolsa de San Pablo cae en picada. El índice Bovespa perdió ayer 4,66 por ciento y quedó en 40.139 puntos, su menor nivel desde el 1º de noviembre de 2006. Hace apenas tres meses, cuando el país consiguió la calificación de investment grade (grado de inversión), el índice se encontraba en 72.000 puntos.

El Banco Central brasileño vendió 1370 millones de dólares para frenar el alza del dólar. El gobierno de Lula, a su vez, anunció que liberará reservas para inyectar liquidez al mercado. El BC creó una línea de crédito para financiar exportaciones. La entidad comprará títulos de bancos privados en el exterior y pagará a las instituciones con moneda

norteamericana de las reservas. Después de un plazo, la autoridad monetaria devolverá los títulos a los bancos, que reembolsarán los dólares que recibieron. En la práctica, la operación funcionará como un préstamo y no consumirá las reservas internacionales brasileñas.

El impacto de la crisis internacional en Brasil se refleja, por ejemplo, en la decisión de Petrobras de rever su plan de inversiones, según confirmó su gerente ejecutivo, Pedro Bausco.