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El Fondo Monetario hará una auditoría interna sobre el caso argentino. El organismo evaluará si durante el período 1991-2001 actuó en forma adecuada para prevenir el estallido de la crisis. El trabajo lo realizará la Oficina de Evaluación Independiente, una repartición del Fondo recientemente creada para examinar el desempeño de sus funcionarios. El objetivo, esta vez, sería definir la responsabilidad frente a las decisiones de continuar con los planes de asistencia financiera a Argentina durante la última década, que terminaron –como es sabido– en la mayor crisis económica de la historia. Dentro del Fondo, la caída argentina ya se cobró algunas víctimas. Por lo pronto, el director del Departamento Occidental, el argentino Claudio Loser, quien comandaba todas las negociaciones con Argentina, fue desplazado, y hoy permanece en su cargo sólo para los registros. Igual suerte corrió el chileno Tomás Reichman, otro de los jefes para el caso argentino. La recordada Teresa Ter Minassian, en cambio, logró saltar a tiempo al Departamento de Estudios Fiscales, que hoy dirige, desentendiéndose del desastre.