“Los datos del comercio bilateral desmienten que se verifique un impacto negativo en las exportaciones de Brasil a la Argentina”, aseguró ayer la ministra de Industria, Débora Giorgi, en la carta que dirigió a su par brasileño, Fernando Pimentel. Según los datos para el acumulado de los primeros cuatro meses del año, las compras argentinas crecieron un 33 por ciento interanual, alcanzando los 6400 millones de dólares, con saldo positivo a favor de Brasil por 1200 millones, el doble del registro para el mismo período del año 2010. Al evaluar las manufacturas industriales, el déficit alcanza unos 2300 millones de dólares. “Notablemente, este superávit le alcanza a Brasil para compensar una parte del déficit que tiene con el resto del mundo en estos productos”, la recordó Giorgi a Pimentel.

A pesar de las quejas de los industriales brasileños, Argentina es el primer comprador de productos manufacturados al país vecino. En 2010, esas adquisiciones sumaron 16.200 millones de dólares, muy por encima del peso del segundo cliente de Brasil, que es Estados Unidos, con compras por 11.200 millones. “Estos datos refuerzan no solo que no hay impactos negativos sobre las exportaciones brasileñas, sino que las medidas adoptadas son el reflejo de un problema estructural que debemos resolver rápidamente”, indicó Giorgi.

También admitió que puede haber inconvenientes puntuales en el ingreso de productos. Sin embargo, “le requeriría que corrobore si dichos problemas del sector privado son justificados; por citar sólo un ejemplo, Abicalçados –la cámara que nuclea a los productores brasileños de calzado– informó a este Ministerio que el supuesto atraso de 800 mil pares de calzado no existe”, manifestó Giorgi. Por su parte, Pedro Bargaglio, presidente de la fundación ProTejer, aseguró que “las exportaciones de bienes industriales de Brasil no han podido recuperar los valores previos a la crisis internacional y se volcaron masivamente al mercado nacional”.