ECONOMíA › EL PROCESO FUE MONITOREADO PASO A PASO
Un trámite largamente festejado
Por Martín Piqué
Aunque no esperaba complicaciones, el Gobierno festejó como un triunfo la aprobación parlamentaria de las leyes de Emergencia Económica y el Presupuesto. Como siempre en estos casos, desde la Casa Rosada siguieron paso a paso la negociación con los legisladores. Todo indicaba que lo más complicado sería conseguir el quórum de 129 diputados para la prórroga de las facultades especiales. Pero el PJ reforzó el mito de la “tropa disciplinada” y consiguió que los 129 diputados se sentaran en sus bancas: el dato tranquilizó al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien habló con las autoridades de ambas cámaras. La aprobación no fue gratis. El propio Fernández le prometió al jefe del bloque peronista en el Senado, Miguel Pichetto, que el Presidente viajará a La Rioja el 19 de diciembre. Así accedió a una de las aspiraciones del gobernador Angel Maza.
Tras la complicación del canje de deuda en las plazas internacionales, el Gobierno esperaba que el paso de las dos leyes por el Congreso se convirtiera en un trámite. Que salieran rápido, sin problemas. Para lograrlo se valió de todos los recursos que fueran necesarios. Las tratativas habían comenzado hace un tiempo, con promesas de obra pública e inversiones, y se prolongaron hasta la noche del martes. Anteayer, a pesar de algunas recientes diferencias con Kirchner, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, se reunió en forma imprevista con el bloque de diputados del PJ. Quería anticiparse a cualquier resistencia, como las que hubo en la discusión de los superpoderes en la Cámara baja.
También el jefe de Gabinete tuvo su rol en las negociaciones. En su caso, tuvo que tratar con los senadores, a quienes les tocaba aprobar el Presupuesto. Ayer, ante un pedido de Eduardo Menem que le hizo llegar Pichetto, su respuesta fue que tranquilizaran al riojano. Aunque la portación de apellido complicaba el panorama, la relación del Gobierno con los Menem ya no es la de otros tiempos. No parece casual que la tregua, o el acercamiento, se produzca cuando se necesitan votos en el Parlamento. Con tanto empeño puesto en la aprobación de las leyes, no llamó la atención que algunos legisladores que estaban lejos de Buenos Aires –y hasta fuera del país– hicieran malabares para llegar al Congreso.
Un ejemplo fue el de la diputada mendocina Patricia Fadel, quien debía recibir a Kirchner en su provincia. Según la agenda oficial, el Presidente tenía previsto encabezar un acto en Mendoza. Pero el viaje se canceló porque Kirchner y Lavagna estaban preparando el anuncio de que el canje de deuda se postergaría hasta enero. Si se hubiera confiado en que viajaría a Buenos Aires junto con el jefe de Estado, Fadel no hubiera llegado a tiempo a la votación. Pero la mendocina había sacado un boleto en el vuelo diario de Aerolíneas y pudo llegar. Otro caso singular fue el de Jorge Argüello, titular de la Comisión de Relaciones Exteriores, quien se encontraba en Holanda para dar una exposición en la Corte Penal Internacional de La Haya. Para asistir a la sesión, postergó su discurso y adelantó su regreso. “Esto fue fruto de un trabajo coordinado”, aseguraban en el Congreso sugiriendo que los méritos no eran de una sola persona.