EL PAíS › “FINANCIAL TIMES” NO SE
PONE DE ACUERDO CONSIGO MISMO

Opiniones según el clima

 Por Claudio Zlotnik

A esta altura, los lectores del Financial Times deben sentirse desorientados. Especialmente aquellos que siguen los editoriales. Las opiniones del diario inglés en relación con la Argentina han sido zigzagueantes, contradictorias. Lo que se afirma un día se opone a lo que el propio matutino opinó, con similar vehemencia, unos días antes. Ayer se escribió otro capítulo de la saga. Esta vez lanzó serias advertencias al Gobierno, pidió una mejora para los acreedores y emplazó al Fondo a que sea más duro con el país.
El editorial publicado ayer lleva un título sugerente: “A la Argentina le llegó la hora de bailar tango”. Desde el punto de vista de Roberto Lavagna, la nota parece avalar su teoría conspirativa. Para el ministro, la deserción del Bank of New York, que terminó por postergar el canje, está ligada con la presión de los acreedores para que se les mejore la oferta a último momento. “El Bank of New York hizo bien en alejarse”, sostuvo el FT después de manifestarse en contra de la propuesta argentina.
Para el conservador diario especializado en finanzas, “la última versión de la oferta sigue siendo punitiva”. Y continúa: “La Argentina haría bien en negociar de manera constructiva la forma de mejorar su oferta”.
A esta altura, el lector atento del FT podría preguntarse qué necesidad tendría el gobierno argentino de hacer caso a esa sugerencia. Hace nada más que dos meses, en esas mismas páginas de color salmón se había asegurado que “la batalla argentina por conseguir que los bonistas acepten la mayor quita de deuda soberana de la historia del capitalismo está casi ganada”. Incluso se mencionó que, tras el canje, Néstor Kirchner y el equipo económico se ganarían un lugar en el Guinness de los Records.
Una semana antes, el FT afirmaba todo lo contrario. O sea, lo mismo que ahora. Que la estrategia oficial naufragaba e incluso arriesgó que Lavagna renunciaría en los primeros días de 2005, cuya contrastación con la realidad aún no puede realizarse.
Ayer, el FT reclamó una posición activa del Fondo Monetario en su presión a la Argentina para que se mejore la oferta y se logre un nivel de aceptación “alto”. “Un 80 por ciento sería una proporción razonable”, sentenció el editorial. “El FMI debe estar preparado para suspender nuevos préstamos. Ya se han hecho demasiadas excepciones”, añadió. El reclamo tomó en cuenta la posibilidad de que el default se extienda al FMI. “Que así sea. Está en juego la credibilidad del Fondo y esta vez el Tesoro de Estados Unidos debe respaldarlo.”
La columna busca ser provocadora, con definiciones tajantes. Hay una que refiere directamente al ministro de Economía. “Hasta ahora el ministro disfrutó jugando duro”, asevera.
Pero el archivo es implacable. En julio de 2003, el FT destacó que la Argentina volvía “a merecer la consideración de los inversores internacionales”, dados el crecimiento económico y el panorama político que aparecía tras la crisis.
El mismo diario que ahora volvió a criticar con dureza la estrategia oficial escribió antes del default, en agosto de 2001, que la Argentina debía realizar, sí o sí, una reestructuración “importante” de su deuda.
La saga del FT bien podría ser parte del libreto de un (hoy inexistente) programa de humor político. ¿Pero acaso no se imagina estos idas y vueltas en la boca de Tato Bores?

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