ECONOMíA › SALIDAS A LA CRISIS POR CAMINOS ALTERNATIVOS
Lo que hace agua es el modelo
Por Raúl Dellatorre
Los analistas parados en la vereda de enfrente del modelo neoliberal han empezado a borronear los primeros apuntes sobre la crisis regional, con conclusiones bastante alejadas de aquellas a las que llegan los “economistas del sistema”. Un punto común que subrayan en las crisis de la Argentina, Uruguay y Brasil es que las tres reconocen origen en las condiciones de la economía real, aunque a ellas se le monte luego una dinámica financiera. “Lo que hace agua es el modelo: son economías que crecieron muy poco, tuvieron déficit en cuenta corriente y un muy alto endeudamiento, y en cuanto se paró el flujo de inversiones externas se vino todo abajo”, describen. Igual que en la Argentina, hoy Brasil empieza a padecer las consecuencias de la reversión del flujo de capitales, opinan, más que por un supuesto efecto contagio. Los primeros ensayos sobre la salida de la crisis dibujan flechas en varios sentidos alternativos: dentro del mismo modelo por vía de mayor ajuste (salarios paupérrimos), si ello fuera sostenible, o rompiendo el modelo hacia un territorio todavía confuso, donde se mezclan los pronósticos de un modelo precapitalista con otros que imaginan un poscapitalismo que surgiría del cuestionamiento al modo de acumulación o quizás, incluso, al modo de producción.
Según Enrique Arceo, economista del IDEP-CTA, la devolución hacia Argentina de la crisis brasileña “va a ser un golpe muy duro, porque si entra en recesión y se desactiva ese mercado va a haber un problema muy serio para las exportaciones argentinas, pese a la devaluación del peso”. Sin embargo, Arceo abre una perspectiva diferente respecto del mediano plazo. “Hay que observar que en Perú, Brasil, Argentina y Uruguay se está dando un rechazo explícito de la población hacia la lógica del ajuste del modelo, ya nadie se come aquello de los efectos no deseados, ni escucha los cantos de sirena del neoliberalismo de que por este camino llegamos al Primer Mundo”, señaló. “Las condiciones están dadas para que surjan propuestas de modelos alternativos, aunque todavía no aparezcan del todo claras”, agregó.
El cuadro de salida de la crisis para los países de la región mostrará, probablemente sin excepciones, sociedades empobrecidas y una brecha creciente en los patrones de consumo respecto de los de países desarrollados. Con dólar mucho más alto, comprar una computadora en términos de trabajo resultará infinitamente más costoso. El problema urgente a resolver será el de la pobreza extendida. “En sociedades con un 60 o 70 por ciento de pobres, no hay lugar para modelos ni Estados desarrollistas”, reflexionan en ciertos ámbitos alternativos.
Las soluciones se centrifugan hacia los extremos. El modelo neoliberal sólo tiene salida con más pobreza: una brutal reducción de salarios que vuelva a hacer competitiva la economía, con altos niveles de inseguridad de la que ni las franjas más ricas quedan a salvo. Pero si, como observa Arceo, las sociedades de los países castigados resisten la lógica del ajuste, la salida se buscaría por fuera del modelo. Sin apoyo de los centros de poder, la respuesta podría comenzar a bucear no sólo entre soluciones que cuestionen el modelo, sino otros resortes más profundos del sistema. Algunas organizaciones ya trabajan en esa elaboración, aquí y en otros países.