SOCIEDAD › EXCLUSIVO: EL INFORME OFICIAL SOBRE LA EXTRAÑA MUERTE DE LAS VACAS
“Sin dudas los cortes son intencionales”
El titular del Senasa adelantó a este diario la postura oficial sobre la misteriosa mutilación de animales que se repite sin pausa: no es producto de animales carroñeros, sino que son cortes intencionales. No saben aún cómo murieron las vacas, ni quién las mutila. Esas son las conclusiones de un informe hecho por la Universidad del Centro, al que accedió Página/12.
Por Raúl Kollmann
Los misteriosos cortes de ojos y órganos sexuales que tienen las vacas que aparecieron muertas en los últimos días no son producto de aves carroñeras, sino que son cortes intencionales. Por ahora ha sido imposible determinar la causa de las muertes de los vacunos. Ni en los cadáveres de los animales ni en los cuerpos se detectó radiactividad y se ordenaron estudios toxicológicos para ver cómo fueron dormidos o intoxicados los ejemplares. Este es el resumen de un informe con el que, por primera vez, el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad Animal) reconoció oficialmente y sobre la base de elementos científicos la gravedad de los hechos y admitió que no tiene explicación para la muerte de las vacas. El titular del Senasa, Bernardo Cané, le dijo a Página/12 que la postura oficial de organismos se basa en un informe hecho por la Universidad del Centro, con sede en Tandil, que estudió siete animales muertos en cuatro campos distintos.
“Adoptamos como propio el estudio porque fue realizado con la participación de veterinarios, toxicólogos, patólogos y técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que vieron personalmente los restos de los animales en Tres Arroyos y Dorrego -señaló Cané–. La conclusión es que se trata de cortes netos, claros, que no fueron hechos por animales depredadores. Sin dudas hay intencionalidad. Al mismo tiempo no sabemos quién puede estar haciendo todo esto.”
El informe de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen) tiene la firma del decano de la Facultad de Ciencias Veterinarias, doctor Alejandro Soraci, la toxicóloga Ofelia Tapia, el patólogo Ernesto Odriozola y los técnicos del servicio de diagnóstico del Inta.
El texto señala lo siguiente:
- “El día 20 de junio se visitaron cuatro establecimiento en los cuales se observaron siete carcasas de bovinos que presentaron distintos grados de mutilación.”
- “El tiempo de muerte era de varios días y las carcasas presentaban grado avanzado de putrefacción.”
- “El tipo de mutilación era similar en todos los casos, con extirpación de globo ocular, pabellón auricular, órganos genitales, glándula mamaria o pezones. En un solo caso faltaban todos los órganos abdominales y torácicos.”
- “En algunos animales se encontró destrucción de tejidos por animales predadores, pero esto no explica la mayoría de las extirpaciones realizadas a partir de cortes muy netos imposibles de ser realizados por aves de rapiña o mamíferos.”
- “Hasta el momento no se ha podido determinar la causa de muerte.”
- “Estas lesiones fueron filmadas y fotografiadas.”
- “Se efectuaron mediciones físicas utilizando un medidor Geiger no observándose energía radiactiva en ninguno de los casos.”
- “En algunos de los animales se tomaron muestras de tejidos para hacer estudios de histopatología y de tejidos y se tomaron también muestras de fluidos para determinaciones toxicológicas. Los estudios se derivaron a la Estación Experimental del INTA de Balcarce y al Laboratorio de Toxicología de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad del Centro.”
“Nuestro objetivo con los estudios toxicológicos es determinar con qué voltearon a los animales y con qué los mataron. Vamos a buscar si hay derivados del curare, que es una droga letal, o si se usaron medicamentos que inmovilizan al animal –insistió Cané–. El texto de la Unicen es serio y además sus especialistas han trabajado en la recopilación de la bibliografía internacional. Hay contacto estrecho para abordar el caso con la Universidad de Texas, que también ha estudiado hechos similares.” En el marco de esa seriedad, el Senasa ya descartó algunos de los elementos que se pretenden agregar a la mitología de lo que está ocurriendo. Por ejemplo, se ha dicho que misteriosamente los cuerpos de los animales no sufren procesos de putrefacción. Eso resultó falso: en los vacunos estudiados por la Unicen se verifica un proceso normal de putrefacción. Se dijo también que, extrañamente, las aves y bichos carroñeros no se acercan a estos animales. Tampoco eso resultó verdadero: en varios de los vacunos se observaba nítidamente el accionar de los carroñeros.
Lo cierto es que éste es el primer texto oficial en que el Gobierno reconoce el problema. Hasta ayer, aparecieron algunos especialistas del propio Senasa tratando hasta de bajarle el tono a lo ocurrido y adjudicando todo a una mezcla de “psicosis, aves carroñeras y la mano de algún grupo esotérico”. Incluso hubo alusiones a la candidez de los hombres de campo y a lo fácilmente sugestionables que son los veterinarios de esas zonas. El informe de la Unicen, adoptado por el Senasa, ahora es categórico: los cortes no son obra de carroñeros ni de mamíferos y según señala Cané no hay duda de que fueron hechos con intencionalidad. Puede haber temores, psicosis o elaboración de teorías estrambóticas, pero lo concreto es que los animales tienen los cortes casi idénticos y las muertes –al menos por ahora– no tienen explicación.
Y estamos recién ante un primer estudio sobre siete ejemplares. El número de casos ya trepa a más de cien y aparecen nuevos cada día.