Desde Madrid

Calma, serenidad, diálogo. Es lo que esperaba ayer José Luis Rodríguez Zapatero al afrontar el debate de investidura en el Parlamento, pero el opositor Partido Popular ha demostrado que no está para eso. En un debate áspero que se desarrolló desde el mediodía hasta el final de la tarde en el recinto parlamentario, el candidato socialista a presidir el gobierno español durante los próximos cuatro años se topó nuevamente con la intransigencia y la descalificación que caracterizaron la estrategia opositora del PP durante su primer gobierno. “Por su historia reciente, usted no merece mi confianza”, disparó Rajoy. “La confianza en democracia la dan los ciudadanos con su voto”, recordó Zapatero en el momento más candente de la discusión. “Parece que estamos debatiendo como si no hubiera habido elecciones hace un mes”, concluyó el líder socialista. La crisis económica y sus posibles soluciones acapararon gran parte del debate.

Zapatero ofreció al PP, sin embargo, un pacto en política antiterrorista, en financiación de las autonomías regionales y para renovar los órganos de administración de justicia, que afrontan una dura crisis desde hace más de un año, al caducar los mandatos sin que el Parlamento haya podido consensuar su renovación. El opositor Mariano Rajoy no cerró la puerta a estos pactos, aunque a juzgar por su tono dejó bien claro que no será tan fácil concretarlos y puso condiciones, como las de obtener un trato preferente para su partido a la hora de buscar acuerdos políticos de envergadura.

José Luis Rodríguez Zapatero deberá afrontar hoy el voto del Congreso que, casi con total seguridad, no será favorable a su candidatura, ya que el PSOE no ha llegado a un acuerdo con los grupos nacionalistas ni con otros partidos minoritarios para apoyar la investidura de su candidato. El Partido Popular ha dejado en claro ayer que votará en contra, a pesar de que Mariano Rajoy había solicitado durante la campaña electoral a los socialistas que, en el caso de que él fuera el vencedor, se abstuvieran en la sesión de investidura. Ayer Zapatero le recordó al PP su falta de coherencia en este aspecto. Ante la ausencia de una mayoría absoluta, el PSOE deberá esperar cuarenta y ocho horas, tal y como establece la Constitución, para que su candidato a presidente obtenga finalmente la confianza del Congreso por mayoría simple.

Durante la primera parte de su intervención ante el Congreso, Zapatero desgranó ayer los puntos fundamentales de su programa de gobierno. Tal y como se esperaba, la economía fue el eje de su discurso. España afronta una fuerte de- saceleración económica empujada por la crisis de las “hipotecas basura” que tiene su origen en Estados Unidos y por un pinchazo de la burbuja inmobiliaria luego de una década de extrema bonanza de la industria de la construcción. Zapatero anunció reducción de impuestos, planes de emergencia para contener el desempleo y toda una serie de medidas calificadas por Mariano Rajoy de “simples parches”. Según el líder conservador, Zapatero tiene dificultades para reconocer “el país real” y peca de excesivo “optimismo”.

La propuesta de un pacto de Estado para derrotar a ETA y aislarla políticamente en el País Vasco fue el otro gran eje del discurso del candidato socialista. Rodríguez Zapatero reafirmó su compromiso de que no habrá diálogo con la banda terrorista durante los próximos cuatro años y ratificó que ETA tiene un único camino: “Abandonar la violencia incondicionalmente”. En este terreno Rajoy dio muestras de estar dispuesto a modificar su política de confrontación en materia de lucha antiterrorista que caracterizó su labor como jefe de la oposición durante los últimos cuatro años.