Miércoles, 9 de abril de 2008 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Vilma Ripoll *
El debate sobre la crisis entre el Gobierno y el campo cruzó el país. Nosotros apoyamos el reclamo de los pequeños productores, atacados por las medidas oficiales. Y a la vez denunciamos a la oligarquía y los grandes pools, beneficiarios de una política que viene profundizando la concentración de la tierra y la riqueza.
Cristina intentó justificar su ataque bajo el lema “oligarquía versus gobierno popular”. La realidad es otra: ni el Gobierno es tan popular como dice ni la oligarquía condujo el conflicto. Se quiso aplicar retenciones indiscriminadas a todos los sectores. Eso lleva a miles de pequeños productores a la ruina y favorece a los grandes, que se quedan con más tierras y más ganancias. Ante la fuerza de los cortes, la Presidenta reconoció que los pequeños productores existen y tuvo que retroceder.
Lejos de los oligarcas, en la ruta fueron los autoconvocados quienes condujeron la lucha, decidieron en asambleas, desmintieron al Gobierno y a la vez marcaron distancia de los poderosos del campo. Al acto en Gualeguaychú fueron las cuatro entidades, pero los dirigentes autoconvocados dieron los discursos centrales. Y anunciaron que si no hay soluciones, volverá el conflicto.
Proponemos retenciones diferenciadas, regionalizadas y coparticipables. Y también poner más retenciones a los grandes, impuestos progresivos a la ganancia, impulsar la reforma agraria y nacionalizar el comercio exterior. Combatir a la oligarquía, Grobo y Urquía incluidos, es eso. Y no discursos altaneros, mentiras y ataques al pequeño productor.
Lamentablemente, un sector que se aleja de la izquierda apoyó al Gobierno en contra del reclamo de los pequeños. Con tal de justificarse, repiten el burdo invento de una cercanía mía con Miguens. Otros, sectariamente, rechazaron una política de alianzas de los trabajadores con los sectores medios del campo y la ciudad, imprescindible para un proyecto de izquierda que pretenda ser alternativa.
Hoy la carne vuelve a los mostradores, pero pocos pueden comprarla. Aunque el IndeK lo niegue, los salarios no llegan a fin de mes y los precios vuelan. ¿Y adónde está el “gobierno popular”? La Presidenta, junto al Club de París, y Lousteau, rumbo a Washington, a la cumbre del FMI. Es que las retenciones no son para redistribuir, sino para concentrar poder político y –sobre todo– pagar la deuda externa.
Este modelo económico de saqueo hace rato que no distribuye la riqueza: la subsidia y la concentra. Encima, el Gobierno apela a patotas para aplicarlo. Sin embargo, esta crisis nos muestra que la etapa que abrió el Argentinazo del 2001 no está cerrada. Cristina acaba de comprobar esta realidad, que para ella y su Gobierno dejó un sabor amargo.
* Dirigente del MST-Nueva Izquierda.
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