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Los principales sindicatos colombianos le hicieron ayer su primera huelga al gobierno de Alvaro Uribe. Las principales ciudades del país estuvieron paralizadas, pero en forma parcial dado que el transporte público no se adhirió a la medida. La convocatoria de ayer tenía por objetivo la derogación de algunas disposiciones del gobierno de Uribe en la declaración del estado de conmoción interna, como el recorte de algunos beneficios laborales y la cesión al ejército de facultades de policía judicial. “La jornada fue un éxito y ahora vamos a discutir si convocamos otra”, declaró el presidente de la Central General de Trabajadores Democráticos (CGTD), Julio Gómez. Hubo denuncias contra presiones del ejército y paramilitares para impedir la huelga en distintas regiones. El gobierno estimaba que el paro iba a ser infiltrado por las FARC.
“Estamos muy preocupados, ya que después de que el gobierno permitió la libre movilización pacífica del campesinado, las fuerzas militares no acataron esta orden y en diferentes regiones impidieron y reprimieron las marchas”, señaló el secretario de la Federación Nacional de Sindicatos Agropecuarios, Alberto Mata. El dirigente sindical señaló, igualmente, que los grupos paramilitares de extrema derecha instalaron retenes en diferentes vías para impedir el paso de los manifestantes.
Los reportes señalan que un policía resultó herido en la ciudad de Pasto (sur) tras la explosión de un artefacto casero de bajo poder, mientras que dos ciudadanos españoles fueron detenidos porque al parecer incitaban a la población a sumarse a las movilizaciones. En Bogotá, manifestantes y policías se enfrentaron en varias calles de la ciudad, dejando al menos cuatro personas heridas y varios reporteros golpeados.
Las operaciones aéreas fueron las primeras afectadas, pues los bomberos aeroportuarios decidieron sumarse a la protesta, ocasionando el retraso de los vuelos. La salud y educación estatal, así como algunos servicios de telecomunicaciones, también funcionaron a media marcha. A diferencia de la huelga de 24 horas convocada por los obreros, la protesta campesina se mantendrá hasta tanto el gobierno acceda a negociar las condiciones solicitadas.
El gobierno, por su parte, ha denunciado que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ha intentado filtrar la protesta para provocar alteraciones de orden público. “En algunas partes hay amenazas de intervención de las FARC. Estamos haciendo lo necesario para defender a los campesinos e impedir que grupos alzados en armas utilicen indebidamente esta protesta legítima para ejercer su barbarie”, dijo el ministro de Interior y Justicia, Fernando Londoño, al suministrar el primer balance sobre la huelga.