Cuatro soldados estadounidenses murieron en Bagdad en dos incidentes, por lo que el número de militares de Estados Unidos que han muerto en abril alcanza ya los 44, el más alto desde hace nueve meses. Al menos dos personas murieron ayer y otras diez resultaron heridas en un atentado suicida en la provincia de Diyala, mientras que un alto funcionario gubernamental falleció a causa de otra explosión en Bagdad.

En el ataque más violento, tres soldados perdieron la vida el lunes en el este de Bagdad por “fuego indirecto”, una expresión que utiliza el ejército estadounidense para designar los bombardeos con proyectiles de mortero. Aunque el ejército no menciona el lugar del ataque, el lanzamiento de cohetes se ha convertido en una práctica habitual de los milicianos chiítas del Ejército del Mahdi, leales al clérigo Muqtada al Sadr, que disparan morteros desde la barriada de Ciudad Sadr, la más populosa de la capital.

Mientras, el otro uniformado murió también el lunes en el oeste de Bagdad por otro cohete de mortero, aunque no se ofrecieron más detalles sobre las circunstancias de su fallecimiento. En otro incidente, un proyectil de mortero cayó junto a la fortificada “zona verde” de Bagdad, que alberga las sedes gubernamentales así como la embajada de Estados Unidos, causando heridas a cinco personas.

Las nuevas bajas elevan a 44 el número de víctimas estadounidenses en abril, la cifra más alta desde septiembre de 2007. El total desde la invasión de Irak, en marzo de 2003, es de 4056, según cifras oficiales.

Enfrentamientos entre unidades estadounidenses y combatientes chiítas, los más intensos de los últimos días, causaron ayer 24 muertos en las filas de la milicia chiíta de Ciudad Sadr, el feudo en Bagdad del líder radical Moqtada Sad. Los enfrentamientos comenzaron cuando una patrulla estadounidense fue tiroteada y también causaron heridas a cuatro militares norteamericanos, indicó un portavoz castrense, el coronel Steven Stover.

En la provincia de Diyala, una mujer suicida hizo explotar la carga que llevaba adosada al cuerpo en plena hora punta de la mañana contra un puesto de control de un “consejo de salvación” –milicias sunnitas que luchan contra Al Qaida– cerca de Abu Saydah. Por otro lado, un alto funcionario del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Diaa Gouda, murió ayer por la explosión de una bomba junto a su casa en Otifiya, norte de Bagdad, cuando se disponía a salir hacia su oficina. Dos de sus escoltas resultaron heridos también en el atentado.