EL MUNDO › CIENTOS DE ALDEAS, AISLADAS EN MYANMAR

Sin comida y sin refugio

La junta militar que dirige con puño de hierro Myanmar relajó ayer parcialmente las restricciones al apoyo internacional para las víctimas del ciclón Nargis y permitió el aterrizaje en Yangon de un avión militar de EE.UU. cargado con 12.700 kilos de ayuda. Ocho días después de la catástrofe, los autócratas reconocieron que hay zonas inundadas del delta del Irrawaddy a las que aún no han llegado. Centenares de aldeas permanecen aisladas y los supervivientes no tienen nada que llevarse a la boca. Sólo cuando las aguas ceden se atreven a dirigirse a otros pueblos más al norte en busca de comida, refugio y auxilio. Los muertos, que antes avanzaban hacia el sur, hacia el golfo de Bengala, arrastrados por las aguas, se quedan ahora rezagados en los manglares y barrizales en que se han convertidos los arrozales, según cuentan los supervivientes. La tenue apertura del régimen afecta también a las ONG internacionales que tenían presencia antes del ciclón en Myanmar (la antigua Birmania), como Cruz Roja y Médicos Sin Fronteras, que han recibido las decenas de toneladas de ayuda que habían fletado y preparan ya nuevos cargamentos por aire y tierra.

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