La crisis se intensificó en las filas de la derecha española. El jefe del opositor Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, sufrió ayer un nuevo revés tras la rebelión, el domingo, de una de las líderes visibles de su partido en el País Vasco, al norte de España. En momentos en que Rajoy intenta llevar al PP hacia posturas menos intransigentes, la dirigente María San Gil anunció que se retira del comité encargado de elaborar la estrategia partidaria para el próximo congreso que en junio elegirá a su líder. En respuesta, una lluvia de críticas cayó sobre el cabecilla del PP.

Amenazada por ETA, San Gil se opone a la nueva relación que Rajoy y su nuevo equipo pretenden entablar con los grupos nacionalistas para ampliar su espacio electoral. Al parecer, el ala moderada del PP promueve un acercamiento al Partido Nacionalista Vasco, de centroderecha y Convergencia i Unió de Cataluña, tras la fuerte derrota que los populares sufrieron en los comicios del pasado 9 de marzo en el País Vasco, Cataluña y Galicia, donde se celebrarán elecciones autonómicas el próximo año.

Desde que Rajoy intenta “renovar” su partido, ha despertado fuertes resistencias y su liderazgo es cada vez más cuestionado. Ana Botella, concejal por Madrid y mujer del ex presidente José María Aznar, quien eligió a Rajoy “a dedo” como su sucesor en 2003, se unió ayer a quienes cuestionaron al líder del PP en público tras la renuncia el domingo de San Gil a la redacción de una ponencia política del partido.

Esperanza Aguirre, la poderosa presidenta regional de Madrid y quien después de la hecatombe en marzo amagó con disputar el liderazgo a Rajoy, no tardó en reaccionar tampoco y ayer llamó a la “reflexión” a las máximas autoridades del partido. “San Gil es una referencia moral dentro del partido. No es ninguna funcionaria ni ninguna persona que no esté por otra cosa que no sean las convicciones profundas”, dijo. Por su parte, el portavoz del PP en la provincia vasca de Vizcaya, Antonio Basagoiti, pidió “con toda la humildad” a Rajoy que haga más caso a San Gil.

Después de las elecciones de marzo, la derecha vive una crisis que cada vez es más visible y ha potenciado las críticas internas hacia Rajoy, quien perdió dos veces consecutivas en las urnas frente al socialista José Luis Rodríguez Zapatero.