Sábado, 19 de julio de 2008 | Hoy
EL MUNDO › FIRMAN UN ACUERDO EN BOLIVIA PARA UNIR POR RUTA LOS OCéANOS DEL CONTINENTE
Morales agradeció la ayuda financiera de Brasilia y Caracas y dijo que antes los créditos para financiar infraestructura para el transporte venían de organismos de crédito que a cambio exigían la privatización del servicio. Elogios para Evo a pocos días del plebiscito.
Por Sebastián Ochoa
Desde Santa Cruz
El 6 de diciembre pasado, un avión de la fuerza aérea de Venezuela salió de Brasil de vuelta a su país, pero como le quedaba poca nafta aterrizó para cargar el tanque en el aeropuerto de Riberalta, del departamento amazónico de Beni. Pocos minutos pudo estar en la pista, porque el Comité Cívico beniano organizó una pueblada contra la máquina voladora que –según ellos– “traía armas”. El avión bolivariano tuvo que volver al cielo apedreado y sin nafta. Con antecedentes de este tipo, la promesa de los cívicos de “no dejar aterrizar a Chávez” (a quien también declararon “persona no grata”) no parecía pura cáscara en la cumbre que ayer se celebró en la misma ciudad del aterrizaje forzoso. Felizmente la amenaza quedó sólo en palabras y los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez; de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; y el anfitrión, Evo Morales, firmaron acuerdos para construir carreteras que dentro de un tiempo unirán a los océanos Atlántico y Pacífico. También se comprometieron a proteger la menguada región amazónica que comparten. Luego de firmar los acuerdos, entre elogios de sus pares, el presidente boliviano destacó que “estos créditos ya no vienen de organismos internacionales que antes condicionaban la ayuda a la privatización de nuestras empresas, al saqueo de nuestros recursos naturales. Eso ha terminado no sólo en Bolivia sino en Latinoamérica”.
El vicepresidente del Comité Cívico de Beni, Marco Jáuregui, había advertido el jueves que “no se va a permitir que ingresen soldados ni Chávez a este territorio”. El líder cívico de Riberalta, Mario Aguilera, había avisado que “nos reservamos las medidas y acciones que asumiremos”. Quizá no actuaron porque los mototaxistas –su principal fuerza de choque– estaban muy ocupados transportando a más de mil visitantes llegados para colapsar esta ciudad de 90 mil habitantes.
El vocero del Palacio Quemado, Iván Canelas, sostuvo que “este trasnochado dirigente (por el cívico) está prácticamente en contra de la ruta y no tiene idea de lo que va a significar el encuentro de los presidentes”. Ante cualquier eventualidad, el gobierno llevó 1500 uniformados de las fuerzas armadas para ocuparse –junto a cientos de policías– de la seguridad de los presidentes.
En el aeropuerto fueron recibidos por miles de personas: “Bienvenidos presidentes a Riberalta”, decía un cartel con las tres caras pintadas. Los mandatarios invitados endulzaron permanentemente los oídos de Evo, que dentro de tres semanas –el 10 de agosto– enfrentará un referéndum revocatorio junto a ocho prefectos y su vicepresidente, Alvaro García Linera. Lula dijo tener “la convicción de que la elección de un indio es más significativa que la elección de un metalúrgico en Brasil. Y por eso un indio, un metalúrgico y el compañero Chávez no tenemos derecho a equivocarnos. No necesitamos aceptar provocaciones. Tenemos que gobernar mirando a la mayoría y exigiendo que se respeten las decisiones democráticas. Al final de cuentas somos resultado de elecciones directas y democráticas”.
El brasileño le elogió a Evo “su compromiso de buscar desarrollo económico y social para el pueblo boliviano y su voluntad de promover la efectiva inclusión de sectores históricamente excluidos”.
En el estadio Enrique Geise se desarrolló el acto central. Evo firmó con su homólogo brasileño un protocolo de financiamiento por 230 millones de dólares, destinados a construir 508 kilómetros de ruta entre Riberalta y Rurrenabaque. Esta vía, que se tenderá entre Amazonía y Altiplano, permitirá integrar los océanos Atlántico y Pacífico por medio de Brasil y Chile. El vocero de Lula, Marcelo Baumbach, dijo que su país se encargará de la construcción de un tramo de 433 kilómetros cuyo costo es de 199 millones de dólares, y otro de 75 kilómetros por 31 millones de dólares. Los dólares se podrán devolver de aquí a 20 años, con cinco de gracia y una tasa de interés anual del tres por ciento.
Chávez manifestó que pese a estos intentos de los grupos de poder bolivianos por “desintegrar” el país, “aquí está Evo demostrando que su compromiso es vital con el pueblo de Bolivia, con la unión y liberación de Bolivia”. El venezolano ratificó otro crédito de 300 millones de dólares para hacer caminos entre los departamentos de Pando y Beni.
Durante la “minicumbre” en uno de los departamentos más pobres de Bolivia, con índices de pobreza que llegan al 70 por ciento de la población, los presidentes firmaron declaraciones sobre cooperación política, económica y para proteger la Amazonía. Dijo Morales que de esta manera “se está luchando por una segunda liberación de nuestros pueblos, porque así ya no habrá imperios que impongan”.
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