Lunes, 8 de septiembre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › ENTREVISTA CON LUIS BAREIRO SPAINI, FLAMANTE MINISTRO DE DEFENSA DE PARAGUAY
El presidente Fernando Lugo denunció un intento de golpe. Su titular de Defensa asegura que apuntará a que las instituciones militares y la sociedad conformen una unidad sólida. Y promete procesar a los militares que participaron de la conspiración.
Por Darío Pignotti
Desde Asunción
Ellos están allí, irreductibles: militares y civiles remanentes del régimen que fundó Alfredo Stroessner en 1954 y se prolongó, tras su deposición, a través de los gobiernos del Partido Colorado, no admiten ser desalojados del poder por el presidente democrático Fernando Lugo. Es lo que quedó demostrado en el intento de golpe denunciado por el propio Lugo hace una semana. El haz de fuerzas que formaron la corporación castrense, los colorados y el aparato del Estado forjó un engendro al que los manuales de Historia suelen definir como una “dictadura perfecta”.
Lugo sabe que para garantizar la transición democrática precisa desarmar esa troika y lo está haciendo: a pocos días de su toma de posesión (el 15 de agosto) removió a las cúpulas del ejército, la armada y la aeronáutica e impidió que el ex presidente Nicanor Duarte Frutos, colorado, perpetrara una maniobra inconstitucional para proclamarse senador.
“No se permitirá la salida de los cauces democráticos” y se “está estudiando” el procesamiento de los militares que participaron de la conspiración, prometió el general retirado y ministro de Defensa Luis Bareiro Spaini.
La elección de un militar para comandar el Ministerio de Defensa causó sorpresa en grupos de izquierda que componen la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), de Lugo, y expectativa en referentes de los organismos de derechos humanos. Martín Almada, ex preso político de la dictadura y descubridor de los Archivos del Terror, declaró a este diario: “Un río de sangre me separa de los militares pero tengo esperanzas, que espero se cumplan, de que este hombre cumpla su papel histórico y contribuya a la reconciliación, pero con verdad y justicia, por los crímenes de la dictadura”.
“Los militares paraguayos han sido históricamente colorados, esa relación entre militares y colorados no acabó, pero fue más intensa en el pasado. Estamos ante una oportunidad histórica de depurar a las instituciones militares”, declaró el general Luis Bareiro Spaini durante una entrevista con este diario en su casa,en el centro de Asunción, acompañada de mate, café y bizcochos, días antes de que se descubriera el movimiento sedicioso denunciado por Lugo.
–¿La hipótesis de un golpe de Estado está descartada?
–Sería irresponsable asegurar que ese riesgo está eliminado en un 100 por ciento, pero es muy lejano. Hace falta mantener la convicción democrática y estoy propugnando la creación de cursos de actualización para generales con profesores civiles, con personalidades nacionales e internacionales... debe conformarse una sólida unidad de fuerzas armadas con sociedad, no puede haber separación entre militares y civiles.
–¿La figura de Fernando Lugo genera resistencias en los cuarteles?
–Este es un cambio radical, pero por la verticalidad de la institución se adaptará perfectamente, porque ya vivieron la experiencia de tener presidentes difíciles... es un salto tremendo entre Stroessner y Lugo. Entiendo que ésta es la verdadera transición democrática... creo que las fuerzas armadas están bien direccionadas.
–Algunos medios insinuaron que Lugo quiere implementar un modelo similar al de Venezuela, creando “misiones” sociales en las que participaría el ejército. ¿Los militares deliberan sobre el modelo de Fuerzas Armadas?
–Se habla mucho en todas partes de modelos, del modelo de Venezuela, del modelo de Bolivia, pero las fuerzas militares paraguayas no toman posición al respecto, son institucionalistas. De hecho tenemos muy buena relación con la agregaduría militar venezolana, con quien las fuerzas mantienen un interesante vínculo, como también lo tienen con otras agregadurías militares.
El área social del gobierno del presidente Lugo está integrada por personas muy jóvenes, como el secretario de Emergencia Nacional, Camilo Soares (N. de la R: un joven que se define a sí mismo marxista) que yo mismo presenté a los generales y ya está trabajando con las fuerzas armadas. Esta relación es una experiencia interesante.
Nuestro país sufre condiciones sociales muy precarias y no es posible que habiendo la posibilidad de cooperar en las áreas más necesitadas no lo hagamos.
–El presidente Lugo se mostró interesado pero cauto ante la creación de un Consejo de Defensa Sudamericano, ¿cuál es su opinión?
–Veo interesante la intención de conformar un foro donde se puedan implementar soluciones o prevenir conflictos, pero el Consejo de Defensa Suramericano todavía está en estudio, no me pronunciaría sobre el tema por el momento. Debe reestudiarse el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), dado que ya es muy antiguo, los escenarios son diferentes y requieren planes e hipótesis de conflicto nuevos. La doctrina de la seguridad nacional ha sido superada y necesita un fuerte cuestionamiento. Se impone diseñar una doctrina nacional en consonancia con la integración regional.
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