Lunes, 15 de septiembre de 2008 | Hoy
EL MUNDO › EN ECUADOR, LA INSTITUCIóN SE OPONE A LA CARTA MAGNA IMPULSADA POR EL PRESIDENTE
Monseñor Arregui insistió con las críticas contra varios artículos del proyecto constitucional porque dejan abierta la posibilidad al aborto y la unión homosexual. El mandatario comparó a la elite de Guayaquil con la de Santa Cruz (Bolivia).
La Iglesia católica de Ecuador volvió a manifestarse contra el proyecto constitucional. A dos semanas del referéndum en el que se votará la nueva Carta Magna, miles de personas acudieron a una misa en el centro de Guayaquil, en la que la curia convocó a sus fieles a orar en defensa de la vida y la familia. La dirigencia cristiana sostiene que el texto de la nueva Constitución deja abierta la posibilidad al aborto y al matrimonio homosexual. Desde el gobierno criticaron la intervención de la Iglesia en política y su alineación con los partidarios del No. “Nos revuelve el estómago esta utilización política de la religión”, dijo el presidente, Rafael Correa. Y denunció que la oposición promueve autonomías como en Bolivia.
Aunque la Iglesia se abstiene de hacer campaña oficialmente por el No, la jornada fue convocada para “reflexionar” sobre la Constitución impulsada por Correa, bajo el lema “Por la vida, la paz y la familia”. La misa central fue presidida por monseñor Antonio Arregui, líder de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) y arzobispo de Guayaquil, el principal bastión de la oposición. Los organizadores hablaron de 70 mil participantes, aunque el diario Hoy informó que fueron 40 mil. Durante el servicio religioso, muchos voluntarios repartieron tarjetas en las que se invocaba al “corazón de la Virgen María y de Jesús” para que “salven al Ecuador”. También hubo otros dos encuentros eucarísticos en la ciudad, de los que participaron unas cinco mil personas.
Desde el escenario, Arregui volvió a insistir en las críticas que viene haciendo contra varios artículos del proyecto constitucional. La CEE advierte que el texto permite el aborto terapéutico y la unión de hecho de parejas homosexuales, y teme que ello pueda poner en peligro las tradiciones cristianas sobre la concepción y la familia.
Pero también tiene otros temores más mundanos. En sintonía con la oposición de derecha, a la jerarquía católica le preocupa el supuesto carácter estatizante de la nueva Constitución y el hipotético poder que podría recaer en el presidente.
En tanto, desde su programa radial del domingo, Correa volvió a reclamar el apoyo para el Sí y descalificó “la campaña de la derecha, que utiliza la mentira para incitar al No”. “Esta gente, esta oligarquía y cierta cúpula ultraconservadora de la Iglesia, vinculada al Opus Dei y al Partido Socialcristiano, están desesperados porque saben que van a perder, incluso en Guayaquil, y son capaces de cualquier cosa”, advirtió.
Durante su informe semanal de labores, el mandatario también vaticinó que, en caso de ganar el Sí, la oposición buscará sumir al pueblo en un caos e impulsar planes autonómicos. “La oligarquía santacruceña, que nunca se ha sentido parte de Bolivia, que nunca se ha sentido boliviana, que habla español pero piensa en inglés como la oligarquía guayaquileña, lo que quiere es el separatismo y sigue boicoteando”, sostuvo. “Eso es lo que busca la oligarquía guayaquileña”, agregó. El alcalde de Guayaquil –que junto a Quito es la ciudad más importante del país–, Jaime Nebot, es la cara visible de la campaña en favor del No y ya advirtió que si se impone el Sí en el municipio se retirará de la actividad.
El texto de la Carta Magna que el gobierno aspira a proclamar, aprobado por la Asamblea Constituyente, será sometido a referéndum el 28 de este mes. Unas 9,7 millones de personas están habilitados para optar por el Sí o por el No. Para ser sancionado, el proyecto deberá contar con la adhesión de al menos 51 por ciento de los votos.
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