EL MUNDO › MURIERON DOS DE LOS ISRAELIES HERIDOS EL MARTES
Una tregua que otro violará
Las Brigadas Al-Aqsa, responsables del ataque en Jerusalén, dijeron ayer que no volverán a operar si Yasser Arafat es liberado e Israel no reanuda sus asesinatos selectivos. Murieron dos mujeres.
El conflicto israelo-palestino amenaza con pasar de una guerra de baja intensidad a un enfrentamiento bélico directo. De los 35 heridos en el tiroteo indiscriminado consumado el martes por un palestino en una calle peatonal de Jerusalén, dos mujeres murieron ayer. Mientras tanto, la violencia escaló con un bombardeo del grupo libanés Hezbolá contra posiciones del ejército israelí en las granjas de Cheeba, en el límite con el Líbano y Siria, concluyendo la tregua que había anunciado en octubre. Las fuerzas israelíes respondieron bombardeando una región controlada por ese movimiento en el sur del Líbano. Israel, que se encuentra en estado de alerta ante la posibilidad de nuevos ataques, prometió “responder apropiadamente”.
Dos mujeres de 56 y 78 años murieron ayer víctimas de los disparos con que un miembro del grupo Brigadas de Mártires Al-Aqsa pretendió vengar, en pleno centro de Jerusalén, la muerte de uno de sus dirigentes, Raed Al Karmi, ocurrida la semana pasada. Sin embargo, y en un giro extraño, Al-Aqsa anunció ayer que concluyó su represalia y que no realizará más atentados suicidas si Israel detiene el asesinato de activistas y termina la reclusión obligada de Arafat por parte de las fuerzas israelíes en Ramalá. Así, este grupo tomó una postura distinta a la de Hamas, que tras la incursión israelí en Nablus anteayer declaró que Israel abrió la puerta a una “guerra feroz” tras provocar la muerte de cuatro militantes de ese grupo, en lo que palestinos consideran fue un hecho terrorista por parte del ejército israelí. Por ello, alrededor de 15.000 palestinos marcharon en los funerales de tres de las cuatro muertos. También ayer un grupo de palestinos atacó un autobús de colonos israelíes al norte de la franja de Gaza. De acuerdo con fuentes israelíes, no hubo víctimas.
A todo esto, el movimiento libanés Hezbolá rompió ayer la tregua que mantenía con Israel desde octubre, al bombardear las granjas de CheEba en la frontera con el Líbano, con obuses de mortero y cohetes contra posiciones del ejército israelí en Ramta, Sammaqa y Aalam. De acuerdo con el ministro de Defensa israelí, Benjamín Ben Eliezer, la actividad de Hezbolá estuvo apoyada por Siria e Irán que buscan “abrir un nuevo frente de lucha” además del palestino. Ese sector, situado entre Siria, Líbano e Israel, fue conquistado por esta última en 1967 y desde entonces es reivindicado por Líbano. También ayer un grupo de palestinos atacó un autobús de colonos israelíes al norte de la franja de Gaza que, de acuerdo con fuentes israelíes, no cobró víctimas.
El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, se comunicó telefónicamente ayer con Arafat, para pedirle que detenga la violencia contra Israel. Asimismo, le encargó que esclarezca el asunto del barco “Karine A” que cargaba armas y fue interceptado el pasado 3 de enero en aguas del Mar Rojo. El portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, aseguró: “Washington continúa pensando que Arafat puede hacer más” para aplacar las tensiones. El líder palestino –que se encuentra en virtual prisión domiciliaria en Ramalá desde principios de diciembre– pidió a Powell que el negociador norteamericano Anthony Zinni vuelva a la zona rápidamente.
En un llamado a volver a las negociaciones desde París, los presidentes del Parlamento israelí, Abraham Burg; del Consejo legislativo palestino Ahmed Kurei y de la Asamblea Nacional francesa, Raymond Forni, se dirigieron de manera conjunta a palestinos e israelíes: “Den prueba de valentía y de generosidad para apoyar el proceso de paz”. Allí, Burg aceptó la invitación del representante palestino de ir a Ramalá y dirigirse a los políticos palestino para intentar restablecer la confianza. Nadie piensa que el premier Ariel Sharon vaya a estar de acuerdo.