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Luiz Inácio Lula da Silva parece cómodo y aplomado: la encuesta publicada en la noche del martes le da 32 puntos de ventaja (66 contra 34) sobre el candidato oficialista José Serra, tomando la totalidad de los votos válidos, y hoy seguirá tratando de mostrarse como estadista cuando su Partido de los Trabajadores (PT) presente un plan elaborado junto a técnicos de la Bolsa de San Pablo sobre la reactivación de los mercados de capitales y el cumplimiento con la deuda externa. De todos modos, el dólar trepó a 3,91 reales (una suba de 1,95 por ciento) y la Bolsa de San Pablo descendió un 1,60 por ciento. Desesperado, o más bien previendo el futuro, el presidente Fernando Henrique Cardoso entró de lleno en la campaña de Serra, pero para criticarla (dijo que “le irrita” la estrategia del miedo a Lula) y para trazar cómo tendrá que ser de aquí al 27.
Entretanto, Río de Janeiro sufrió en la madrugada un triple ataque cometido por el narcotráfico contra una cárcel de máxima seguridad, comisarías y la sede del gobierno estadual, dejando un saldo de un agente muerto. La gobernadora Benedita Da Silva pidió tropas federales para las elecciones. Según la gobernadora, la secuencia de ataques en diversos puntos de la ciudad fue una reacción de los narcotraficantes a la acción de los agentes de policía, que impidieron una tentativa de invasión a la cárcel de seguridad máxima Bangú III, en la periferia de Río, donde están dos capos narcos. Luego se produjo un motín, sofocado, y de allí se iniciaron los ataques en la sede del gobierno estadual y algunas comisarías. Una semana antes de las elecciones del 6 de octubre, las amenazas del narcotráfico paralizaron Río durante dos días. Entonces, como ahora, Da Silva pidió que tropas federales velaran por la seguridad de la ciudad antes y durante la elección.
En Brasilia, más precisamente en la residencia presidencial de Alvorada, Cardoso se reunió con los asesores de Serra. A la salida, el presidente del Partido Socialdemócrata (PSDB), José Aníbal, se mostró eufórico. “Esta reunión volcará el marcador”, festejó, señalando que Cardoso, ahora sí, se jugará a fondo recorriendo el país en la campaña a favor de Serra. “Nosotros demostraremos que nuestro adversario es alguien que, al asumir tantos compromisos, en realidad no asume ninguno. Lo que está haciendo Lula es un estelionato electoral. Nadie sabe qué significa el camino que nuestro adversario propone para Brasil”, afirmó. Y confirmó que Serra seguirá insistiendo en realizar cuatro debates con Lula, en lugar del único propuesto por el PT. La buena noticia, para Serra, es que la Asamblea de Dios, la mayor iglesia evangelista de Brasil con 18 millones de fieles, resolvió apoyarlo, siendo que en la primer vuelta respaldaron a Anthony Garotinho, que pidió el voto para Lula.
Ahora bien, más allá de la euforia, lo cierto es que Cardoso sigue hasta ahora en la senda de la campaña para la primera vuelta: apoya formalmente a Serra pero a veces también respalda a Lula. A veces esgrime la estrategia del miedo, y otras, como ayer, dice que “le irrita”. A veces critica a Lula, y otras veces señala que el resultado de los comicios no importa. En todo caso, como ya ocurriera en las elecciones anteriores cuando el senador derechista Antonio Carlos Magalhaes era su aliado y jefe de campaña, la relación de Cardoso como jefe de campaña de facto y su candidato es tensa. La discusiones dentro de los asesores de Serra es ardua y Cardoso le pidió al PSDB y al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) que imiten al PT y saquen los militantes a la calle.
En el PT, mientras tanto, su presidente José Dirceu criticó los spots de Serra azuzando el fantasma de la inflación en caso de un triunfo de Lula. Para aventarlos siempre hay oportunidad. Por eso el coordinador del programa de gobierno de Lula, Antonio Palocci, aseguró que las expresiones “control de cambio y moratoria están excluidas de nuestro vocabulario”.
Según Palocci, hoy el PT dará a conocer un informe sobre el conjunto de propuestas formuladas por técnicos del partido y de la Bolsa de Valores de Sao Paulo para reactivar y ampliar el mercado brasileño de capitales,mediante la concesión de incentivos a la creación de fondos de pensión. Con eso quizás intente bajar los continuos ataques especulativos que se ciernen sobre Brasil por su muy probable triunfo. Por lo pronto, decían ayer los analistas, la caída del real y la Bolsa paulista obedece a la presión especulativa ante el vencimiento, hoy, del mayor paquete de deuda pública del año.