Fidel Castro avaló ayer los cambios de gabinete que realizó su hermano Raúl, presidente de Cuba. El menor de los hermanos Castro había encarado el lunes lo que fue la mayor reestructuración ministerial desde que asumió el poder hace un poco más de un año.

Las modificaciones habían alcanzado a dos de las figuras más conocidas del régimen: Felipe Pérez Roque, canciller desde 1999, cesó en sus funciones, y Carlos Lage, uno de los 12 vicepresidentes de gobierno, ya no será jefe de gabinete de ministros, aunque conservará su cargo.

Según Fidel, buena parte de la prensa internacional habría denunciado como injustas estas decisiones. El histórico líder de la Revolución dio su punto de vista. “No se ha cometido injusticia alguna con determinados cuadros. Ninguno de los dos mencionados por los cables como más afectados pronunció una palabra para expresar inconformidad alguna”, advirtió Fidel. Y fue contundente al señalar que tanto el ex canciller como el vicepresidente, según él, habrían tenido conductas impropias. “Jamás subestimé la inteligencia humana, pero tampoco la vanidad de los hombres. No fue en absoluto ausencia de valor personal. La razón era otra. La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno”, disparó.

El ex presidente también aludió a los rumores que imaginaban a algunos de estos funcionarios, debido a sus altas responsabilidades, como posibles futuros líderes de gobierno. “El enemigo externo se llenó de ilusiones con ellos”, aseguró.

Además, Fidel se refirió a lo que muchos interpretaron como un relevo de cuadros afines a su persona, que habrían sido reemplazados por otros más proclives a la política de Raúl. “Con motivo de los cambios en el seno del Ejecutivo, algunas agencias cablegráficas se rasgan las vestiduras. Varias de ellas hablan o se hacen eco de rumores populares sobre la sustitución de los hombres de Fidel por los hombres de Raúl. Pero la mayoría de los que fueron reemplazados nunca los propuse yo. Casi sin excepción llegaron a sus cargos propuestos por otros compañeros de la dirección del partido o del Estado”, explicó. “No me dediqué nunca a ese oficio.”