Jueves, 23 de abril de 2009 | Hoy
EL MUNDO › DIJO QUE EL ENFRENTAMIENTO CIEGO NO SIRVIó DE NADA Y QUE HABíA QUE CAMBIAR DE ESTRATEGIA EN LA REGIóN
Clinton adelantó que el presidente Obama está analizando en qué áreas podría cooperar y trabajar junto con su par venezolano y explicó la estrategia de la Casa Blanca para conseguir una mejora de la relación con Cuba.
Hillary Clinton defendió el acercamiento de Estados Unidos a Venezuela y Cuba. En una maratónica sesión en el Congreso norteamericano, donde también habló de México, dijo que aislar y enfrentarse ciegamente con los gobiernos de Cuba y Venezuela no sirvió de nada. El mejor ejemplo, dijo, es la creciente popularidad del presidente venezolano, Hugo Chávez. “Es un tipo muy sociable y buscará amigos donde los pueda encontrar. Nuestra creencia es que si el aislamiento no funcionó, ¿por qué continuarlo? Veamos qué más puede ser posible”, propuso ayer la secretaria de Estado, ante los cuestionamientos de los republicanos, irritados por el buen clima que reinó entre Obama y su par venezolano, Hugo Chávez, en la reciente Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago.
Cuba sigue en la lista de países que apoyan al terrorismo y las denuncias contra Venezuela por su supuesta alianza con las guerrillas colombianas no fueron rectificadas, pero el nuevo presidente norteamericano, Barack Obama, dio un primer paso hacia un cambio de estrategia e hizo pública su intención de abrir un diálogo con los otrora enemigos declarados de la Casa Blanca.
Clinton adelantó que el presidente Obama está analizando en qué áreas podría cooperar y trabajar junto con su par venezolano. “No creo que haya una contradicción entre mantenerse firme en nuestros principios y valores y buscar y aprovechar un encuentro diplomático y una negociación cuando sea necesario”, se defendió la funcionaria. Los republicanos le contestaron recordando la inagotable lista de críticas de Chávez a Estados Unidos. “Es comprensible que lo mencionen –contraatacó Clinton–, pero también hicieron ese tipo de comentarios líderes soviéticos y muchos otros con quienes eventualmente creamos un ambiente en el cual pudimos ver algunos cambios que beneficiaron a Estados Unidos.”
En un último esfuerzo por convencer a los congresistas más conservadores, Clinton utilizó la carta iraní. “Es algo muy serio si algún país en nuestro continente cae bajo la influencia de Irán o algún otro que no es amigable con nuestros intereses”, explicó la funcionaria, dejando entender que el acercamiento con Teherán no será tan fácil como con Caracas. “Tratemos de ver si hay una oportunidad de alejar al presidente Chávez de esas influencias”, dijo, dejando de lado las indirectas y la sutileza por un segundo.
Además, explicó la estrategia de la Casa Blanca para conseguir un acercamiento a Cuba, el último resquicio de la Guerra Fría en el continente. “Este es un régimen que está terminando, va a terminar en algún punto, y tenemos que estar listos para dialogar con las autoridades cubanas”, justificó la funcionaria.
Los congresistas republicanos del Comité de Relaciones Exteriores la bombardearon con preguntas y críticas sobre hasta dónde estaba dispuesto a ceder el gobierno Obama para reanudar un diálogo con el presidente Raúl Castro, hermano menor de Fidel Castro. “Se puede ver que comienza a haber un debate”, dijo Clinton, quien destacó las aparentes “contradicciones” entre los dos hermanos.
Hace dos semanas el presidente Obama anunció que levantaba las restricciones a las remesas y viajes a la isla, impuestas por la anterior administración. Aún no se discute el bloqueo que Washington mantiene hace medio siglo contra la isla. Clinton dejó en claro durante la Cumbre de las Américas que primero esperan un gesto del gobierno cubano.
El otro tema latinoamericano que acaparó gran parte de la atención de la jornada fue México y la lucha contra el narcotráfico. “Tenemos que derrotar a estos carteles de la droga. Tenemos que derrotarlos, desarmarlos, capturarlos o matarlos; tenemos que librar al pueblo de México de este flagelo”, arengó Clinton. Uno de sus objetivos en la audiencia era convencer a los congresistas de la urgencia que existe para aprobar todos los fondos del Plan Mérida, una especia de Plan Colombia a la medida de México.
Pero Estados Unidos no sólo destinará 450 millones de dólares del plan antinarcóticos al vecino del sur, sino que tiene separado algunas ayudas militares en la Ley de Gastos Suplementarios, que el Congreso aún no aprueba. “Tenemos que hacer que fluya el dinero a México. En los gastos suplementarios hay dinero para tres helicópteros Blackhawk para México (valuados en unos 66 millones de dólares). Insto a todos a que lo apoyen”, abogó Clinton.
La ley en cuestión establece 350 millones de dólares para seguridad fronteriza y fondos para reforzar las fuerza públicas del lado mexicano. Además, Clinton garantizó que Obama ratificará la convención interamericana contra las armas ilegales, conocida como Cifta, una medida que reclamaba el gobierno mexicano para empezar a frenar el tráfico de armas norteamericanas, que nutren a los ejércitos narcos.
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