Viernes, 22 de mayo de 2009 | Hoy
EL MUNDO › DIJO QUE EL COSTO MORAL POR MANTENER ABIERTA LA CARCEL JUSTIFICA CUALQUIER ESFUERZO PARA CERRARLA
El presidente estadounidense salió a contestarle al Capitolio, que anteayer le había negado una partida para el cierre del centro de detención, argumentando que el Gobierno no había explicado bien lo que pensaba hacer con los prisioneros.
Por David Usborne *
Un Barack Obama serio pero determinado defendió ayer firmemente sus órdenes de cerrar la controversial prisión de Guantánamo y de prohibir las técnicas de interrogación permitidas por la administración Bush como el submarino.
En los Archivos Nacionales, que guarda las páginas de la Constitución de Estados Unidos y la Declaración de Derechos, el presidente nuevamente sostuvo que su predecesor había sacrificado el valor moral del país mientras intentaba protegerlo después del 9/11, después de una actitud legal “ad hoc” para “luchar contra el terrorismo que no fue ni efectiva ni sostenible, un marco de trabajo que no confió en nuestras instituciones, y que no usó nuestros valores como un compás”.
En un discurso destinado a retomar el control sobre el debate en torno a las políticas de seguridad nacional, Obama también reafirmó la posibilidad de tener en prisiones de alta seguridad en Estados Unidos a los detenidos de Guantánamo, pese a la inquietud que genera esa posibilidad.
Por otro lado, Obama pidió a los estadounidenses que dejaran de recriminar las tácticas antiterroristas del ex presidente George W. Bush, y se unieran para hallar soluciones a “uno de los más complicados asuntos que la democracia pueda enfrentar”.
Obama defendió el cierre en un año del centro de detención en la isla de Cuba, alegando que Guantánamo dañó la imagen de Estados Unidos en el mundo, infringió los valores cimentales del país y se convirtió en una herramienta de reclutamiento para Al Qaida. “El costo de mantener (Guantánamo) abierto excede las complicaciones vinculadas a su cierre”, dijo Obama.
“Estamos limpiando algo que sencillamente es un desastre, un experimento equivocado que dejó tras su paso una cantidad de desafíos legales”, precisó. “También creo que demasiado a menudo nuestro gobierno tomó decisiones basadas en el miedo antes que proyectando”, dijo Obama, quien condenó los métodos de interrogatorios practicados por la CIA, considerados como tortura.
Sin embargo, Obama rechazó los llamados a abrir una investigación independiente sobre los métodos antiterroristas implementados bajo el gobierno de Bush. “Me opongo a la creación de tal comisión porque creo que nuestras instituciones democráticas son lo suficientemente fuertes como para asegurar la responsabilidad”, dijo.
Mientras que Obama puede ser muy firme en su posición intelectual, el debate sobre cual era la mejor manera de seguir adelante parecía intensificarse. Anteriormente esta semana, el Senado de Estados Unidos se había negado abrumadoramente a aprobar la financiación para cerrar Guantánamo con los demócratas uniéndose a los republicanos para exigir respuestas sobre exactamente qué se haría con los 240 sospechosos terroristas que todavía están albergados ahí.
Tratando de eludir las críticas que tanto la derecha conservadora como la izquierda liberal de su propio partido, Obama revivió el argumento de que Guantánamo se había convertido alrededor del mundo en un símbolo que ayudaba a los enemigos de Estados Unidos a atraer reclutas. La prisión “creó más terroristas en el mundo de los que jamás detuvo”, postuló, añadiendo que “más que mantenernos seguros, la prisión de Guantánamo debilitó la seguridad nacional estadounidense”.
No quedó claro que Obama haya dicho lo suficiente sobre el futuro de los prisioneros de Guantánamo para satisfacer al Congreso, especialmente cuando se trata de detenidos que se cree que todavía representan una amenaza para Estados Unidos, pero para quienes has poca evidencia procesable. “Quiero ser honesto: éste es el tema más duro que enfrentamos” concedió Obama.
Aún antes de hablara, se filtraron detalles de un informe del Pentágono sugiriendo que de los 530 o más prisioneros ya liberados de Guantánamo, uno cada siete había vuelto a comprometerse a luchar contra Estados Unidos y unido a la Yihad. Los prisioneros en cuestión fueron liberados bajo George Bush. Mientras tanto, el fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, reveló ayer que estaban en marcha los arreglos para que el primer prisionero de Guantánamo fuera traído a Estados Unidos para enfrentar la Justicia en una corte civil.
El prisionero es Ahmed Khalfan Ghailani, que está acusado en conexión con las bombas de 1988 de dos embajadas estadounidenses en Africa. El presidente insistió que si otro entre los detenidos es traído al país para ser juzgado, los estadounidense no deberían alarmarse. Tales prisioneros serán detenidos en prisiones “supermax” de las que nadie se escapó jamás.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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