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La última viuda de la Revolución lo cuenta todo

Clara Charf es la viuda del legendario guerrillero Carlos Marighela, acribillado por la dictadura brasileña en 1969. También es la militante más veterana del PT de Luiz Inácio Lula da Silva. En esta nota, cuenta el triunfo de Lula y la memoria viva del pasado.

Por Francesc Relea*
Desde San Pablo

Clara Charf no olvidará lo que sintió cuando supo que Lula será el nuevo presidente de Brasil. Cuando pudo abrazarlo en la sede del Partido de los Trabajadores (PT) le dijo: “He esperado 57 años para que un trabajador llegara a gobernar este país”. Lloró mucho aquel día, en el que se mezclaban las emociones por la victoria más anhelada y el recuerdo de su compañero, el enemigo número uno de la dictadura militar, que fue acribillado en una emboscada. La viuda de Carlos Marighela es la militante más veterana del PT. En 1945, cuando nacía Lula, Clara cumplía 20 años y daba sus primeros pasos en la lucha política.
Los 77 años de vida de esta mujer resumen la evolución del Brasil del último siglo. “Cuando empecé a luchar, en 1945, la consigna era: la clase obrera al poder. Hoy la bandera es mucho más amplia”, dice. Hija de un emigrante ruso, Clara Charf es la mayor de tres hermanos. Conoció a Marighela en una de las épocas en que los comunistas estaban en el punto de mira de la represión. Los dos tenían orden de busca y captura en 1948, cuando decidieron vivir juntos. “Tenía un espíritu rebelde y su formación tenía mucho que ver con las ideas anarquistas del padre, emigrado de Italia, y de una madre negra muy luchadora desde los tiempos de la esclavitud.”
En los años previos al golpe militar de 1964, Charf viajaba con frecuencia. Estuvo en Cuba, donde conoció a Fidel Castro y al Che Guevara; en Moscú, donde coincidió con Dolores Ibárruri, La Pasionaria –”yo me apasioné por ella”–. Cuando se produjo el golpe de 1964, Clara y su compañero volvieron a la clandestinidad. El también pasó por Cuba, antes de fundar la Acción Libertadora Nacional (ALN), que encabezó la lucha armada. Un dominico con el que solía reunirse cayó en manos de la policía. No soportó las torturas y lo delató. El enemigo número uno del régimen militar fue acribillado en una emboscada en San Pablo el 4 de noviembre de 1969.
Clara Charf se exilió en Cuba y no regresó hasta la amnistía de 1979. “Empecé el trabajo de rescate de la memoria histórica de Marighela. Los militares ya estaban bastante debilitados.” Paralelamente empezaron las discusiones para la formación de un nuevo partido de izquierda en Brasil, que culminaron el 10 de febrero de 1980 con la fundación del PT. “Empecé a trabajar desde el primer día en cuestiones relacionadas con los derechos de la mujer. El PT nació con la bandera de la solidaridad latinoamericana, la libertad de los pueblos, la autodeterminación. Todo tenía mucho que ver con mi forma de ver el mundo.”
“En aquella época conocí a Lula en las luchas sindicales de San Bernardo del Campo. En 1982 fui candidata a diputada del estado de San Pablo, y Lula, a gobernador. El PT era un partido muy pequeño. Me faltaron unos 300 votos para ser elegida.” Poco a poco se estrechó la relación de amistad entre Clara y Lula. “Es una persona fantástica para trabajar, sencilla, nunca dice que sabe más que nadie, escucha a todo el mundo, con una gran capacidad de liderazgo. Así se ha ido ganando el cariño de la gente. No conozco a nadie que sea anti-Lula en el terreno personal. Incluso aquellos que no están de acuerdo con sus planteamientos políticos, como ocurre dentro del PT, donde hay distintas corrientes políticas.”
“Cuando volví del exilio encontré a viejos compañeros comunistas que me decían: tenés que volver al partido, y cuando les dije que iba a entrar en el PT porque creía que Brasil necesitaba un partido distinto, me llamaban loca. Nunca hubo un comentario despectivo hacia mi pasado. El mismo Lula tiene un hermano, Frei Chico, que fue del Partido Comunista.”
Los tiempos han cambiado mucho, dice Clara, porque el mundo ha cambiado. “Pero los valores humanos, los ideales por los que yo luchaba y lucho hoy no son tan distintos. Quiero una sociedad distinta, que no sea cruel yguerrera. Hoy no hay dos bloques; la Guerra Fría terminó, la lucha contra la guerra en Vietnam, contra la división de Corea... Hoy las luchas son otras: contra la política guerrera de Bush, por la independencia de los pueblos, contra la globalización.”
¿Y a partir de ahora? “Hay que seguir. Se va a crear una secretaría especial de la mujer, que dependerá directamente de la Presidencia de la República. Hay que ayudar a organizar la población, porque con un gobierno como el de Lula el pueblo tiene que estar atento. Por si acaso. Espero que los sectores más conservadores no hagan locuras, pero nunca se sabe.” Lula ha dicho que ahora viene lo más difícil, y Charf recuerda la frase que escuchó al Che Guevara: “Hacer la revolución y pegar tiros no es difícil. Difícil es lo que ustedes van a tener que hacer ahora, construir una nueva sociedad con nuevos valores, en la rutina diaria”.

* De El País de Madrid, especial para Página/12.

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Lula y su esposa Marisa en medio de sus multitudes.
 
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