Sábado, 20 de junio de 2009 | Hoy
EL MUNDO › PROMETIó BLANQUEOS ANTE UN FORO DE HISPANOS
El presidente norteamericano Barack Obama prometió abrir este año el debate en el Congreso sobre la reforma migratoria. “Me comprometo a aprobar una reforma integral como presidente”, garantizó el mandatario en la inauguración de una reunión de la asociación evangelista hispana Esperanza en Washington. El próximo jueves Obama se reunirá con los líderes de las bancadas del Congreso y dirigentes de la comunidad hispana en Estados Unidos para dar forma al proyecto de ley que se discutirá en el Capitolio. “Los estadounidenses creen en la inmigración, pero también creen que no pueden tolerar una situación en la que la gente entra en Estados Unidos violando la ley, o que empresarios explotan a trabajadores indocumentados para que los salarios bajen”, adelantó el presidente.
En su discurso, Obama dejó entender que la legalización de los más de 12 millones de inmigrantes sin documentos que viven en el país no será automática ni mucho menos. “Tenemos que aclarar la situación de millones que están aquí ilegalmente, muchos de los cuales ya echaron raíces. Para aquellos que quieran convertirse en ciudadanos, deberíamos pedirles que paguen una multa, impuestos, que aprendan inglés y que se pongan en la cola, detrás de aquellos que jugaron limpio”, propuso el mandatario ante un auditorio compuesto estrictamente por hijos y nietos de inmigrantes hispanos.
La luna de miel entre la comunidad hispana y el mandatario se refortaleció hace casi un mes cuando el mandatario propuso como jueza de la Corte Suprema a la primera magistrada de origen puertorriqueño. Sonia Sotomayor aún espera la ratificación del Senado, pero según los analistas norteamericanos su ingreso al máximo tribunal del país parece descontado.
Inmerso en esa popularidad, Obama se animó, incluso, a pronosticar que la primera mayoría en la sociedad norteamericana pronto alcanzará la Casa Blanca. Habló de la historia estadounidense y su intrínseco vínculo con la inmigración y la posibilidad de superación personal, más conocida por todos como el american dream. “Tengo confianza de que esa historia será explicada un día por el primer presidente hispano de Estados Unidos”, dijo Obama y el auditorio estalló en aplausos.
Pero más allá de las expresiones de deseo, Obama no dio muchas precisiones sobre cómo y cuándo será aprobada la reforma migratoria. Más tarde y sin tantas cámaras alrededor, su vocero, Robert Gibbs, reconoció las dificultades que tendrán que sortear. “Sabemos que no tenemos los votos ahora mismo”, comentó Gibbs. Tanto en 2006 como en 2007 el ex presidente George Bush intentó aprobar la reforma, pero nunca obtuvo el apoyo mayoritario del Congreso, ni siquiera de la bancada de su partido.
Lo mismo le sucede ahora a Obama. No todos los demócratas están convencidos con el plan de legalización de millones de inmigrantes ni si continuar el plan del muro en la frontera. Además de las críticas que sostienen que una política en ese sentido incentivaría la llegada de una nueva camada de millones de indocumentados, la Casa Blanca deberá afrontar el problema de la financiación. El gobierno de Obama ya empezó reformas estructurales como las del sistema de salud y de energía, que le consumirán buena parte de los presupuestos anuales.
Pero eso es mirar demasiado hacia adelante. Por ahora Obama está cómodo presentando los lineamientos de la reforma y para la comunidad hispana eso ya es un paso. “Estados Unidos es una nación de leyes e inmigrantes”, aseguró.
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