Lunes, 19 de octubre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › EL GOBIERNO DE RíO ENVIó TRES MIL EFECTIVOS A PENETRAR LA FAVELA JACAREZINHO
Los efectivos recibieron la doble misión: ocupar los puntos estratégicos del tráfico de drogas y rastrear a quienes derribaron el helicóptero el día anterior. Se buscará pacificar Río “antes, durante y después de los Juegos Olímpicos”.
Los enfrentamientos entre la policía y los narcotraficantes no se detienen en las favelas de Río de Janeiro. Ayer, apenas un día después de la batalla abierta que se desató en la favela Morro dos Macacos entre dos bandas de narcos y un contingente de uniformados y que dejó un saldo de al menos doce muertos y un helicóptero de la Policía Militar abatido, otras dos personas perdieron la vida y al menos cuatro resultaron heridas. El operativo, esta vez, fue una contraofensiva policial. El escenario fue la favela Jacarezinho (pequeño yacaré), al norte de Río: en respuesta a la balacera del día anterior, tres mil efectivos del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) recibieron la orden de penetrar la favela con una doble misión: ocupar los puntos estratégicos del tráfico de drogas de la zona norte carioca y rastrear a quienes derribaron el helicóptero, causando la muerte de dos policías.
Según el mayor Orderlei Santos, vocero policial, parte del objetivo fue cumplido. “Cuatro individuos acusados de derribar el helicóptero fueron detenidos”, señaló Santos, sin brindar más precisiones. “Las dos víctimas murieron al enfrentarse a las fuerzas de la BOPE”, agregó.
Los supuestos responsables de derribar el helicóptero de la Policía Militar, sin embargo, están lejos de ser la preocupación central de la policía. En los próximos años, Brasil organizará los dos eventos deportivos más importantes del planeta: el Mundial de Fútbol, en el 2014, y los recientemente adjudicados Juegos Olímpicos, en el 2016. Por eso, frente a los estallidos de violencia relacionada con el narcotráfico, la necesidad de dar una imagen de tranquilidad y afirmar que la situación está bajo control es apremiante. Ayer, Sergio Cabral, gobernador del estado de Río de Janeiro, le apuntó a ese objetivo.
“Vamos a seguir con nuestro trabajo para que Río de Janeiro esté pacificada antes, durante y después de los Juegos Olímpicos. Le dijimos al Comité Olímpico Internacional (COI) que no es fácil y ellos lo saben”, señaló con franqueza el gobernador. Según Cabral, la solución es militarizar la ciudad. “Para la época del Mundial y de los Juegos Olímpicos se pueden ubicar 40.000 personas en las calles, entre policías federales, estaduales y municipales, y hacer el evento”, explicó. Y se encomendó: “Si Dios quiere, vamos a pacificar cada día más las comunidades”.
“Tenemos tiempo para continuar con acciones para detener a estos criminales. De acá hasta el Mundial y los Juegos Olímpicos tendremos muchos criminales detenidos”, aseguró, a su turno, el vocero Santos.
Los enfrentamientos del sábado duraron cerca de diez horas. Por la madrugada, según la policía carioca, un grupo de unas cien personas pertenecientes al Comando Vermelho –uno de los grupos narcos más importantes de la ciudad– invadió la favela Morro dos Macacos para disputarle el territorio y el consiguiente dominio sobre la venta de drogas a su rival, la organización Amigos de los Amigos.
Tras un par de horas de intensos tiroteos, llegó la Policía Militar para intentar retomar el control de la situación. El resultado fue magro: dos policías muertos y un helicóptero derribado por un tipo de armamento todavía no identificado.
Ayer, la policía de Río aprovechó la situación y volvió a pedir más armas. “Hace veinte años que pedimos a las autoridades la compra de helicópteros blindados. Es en momentos como éste que verificamos cuan esenciales serían”, se quejó Mario Sérgio Duarte, comandante de la Policía Militar de la ciudad. “A fin de mes será concluida una licitación para la compra de equipamientos blindados”, le respondió Jose Beltrame, secretario de Seguridad del gobierno de Río de Janeiro.
La policía, ayer, aún se preguntaba si el helicóptero tipo Esquilo fue derribado mediante el uso de fusiles de alta tecnología o de un misil antiaéreo. “Los delincuentes tienen armas largas, fusiles calibre 762 y calibre 556, armas con las cuales el proyectil alcanza grandes distancias y tienen un alto poder de perforación de chapas; todavía no sabemos qué es lo que derribó a la nave”, admitió Alan Turnowski, jefe de la Policía Civil de investigaciones.
Asimismo, el gobierno federal ofreció el envío de las tropas de elite de la Fuerza de Seguridad Nacional. Por ahora, las autoridades locales de Río las rechazaron.
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