Martes, 20 de octubre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › LA CRISIS EN HONDURAS
Las negociaciones se estiran en Honduras. Al cierre de esta edición, los representantes del presidente constitucional Manuel Zelaya y los del dictador Roberto Micheletti discutían a puertas cerradas una posible salida a la crisis. Suspendidas desde el viernes, el reinicio de las conversaciones ayer por la tarde en Tegucigalpa parecía haber despertado cierto optimismo. “La única razón para reabrir la mesa de negociaciones es si el régimen de facto presenta una propuesta con sentido y con base. No se aceptará una nueva burla de los representantes del golpismo. De no tener base su propuesta, no vamos a asistir a sentarnos en la mesa”, había dicho al mediodía Rodil Rivera, abogado y representante de Zelaya. La base que se esperaba de la propuesta del gobierno golpista era aceptar la restitución del mandatario, y que ésta fuese una decisión del Congreso. Los michelettistas, a diferencia de los zelayistas, sostenían hasta ayer que debía ser la Corte Suprema quien tomara la decisión final acerca de la restitución o no del presidente derrocado.
“Hasta que no nos traigan una propuesta seria y objetiva, nosotros no estaríamos dispuestos a tomar otra iniciativa”, había declarado, a su turno, Maira Mejías, ministra de trabajo del mandatario legítimo y negociadora en la mesa de diálogo. A pesar de ese clima, las partes volvieron a la mesa. En concreto, la contrapropuesta de la delegación golpista fue la siguiente: en lugar de la Corte Suprema o el Congreso, la decisión final sobre la restitución o no de Zelaya la debería tomar la propia mesa negociadora. Es decir, en vez de dejar en manos de cualquiera de esos dos poderes constituidos del Estado la decisión suprema, la misma pasaría a ser una atribución exclusiva de una instancia política por excelencia como la mesa de diálogo, pero teniendo como “fundamento” las opiniones de esos dos poderes. “La nueva propuesta es que retomemos bajo control de la mesa de diálogo la decisión final sobre el problema, pero no lo podemos traer mientras no hayamos arrastrado hacia ella las decisiones de la Corte y del Parlamento”, explicó Armando Aguilar, miembro de la comisión del presidente de facto.
Al cierre de esta edición, todavía no se conocía una respuesta de parte de los delegados zelayistas. “El presidente que eligió el pueblo está rodeado por los militares y el presidente que escogieron los militares está rodeado por los poderosos en Casa Presidencial”, sintetizó Zelaya.
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