Martes, 19 de enero de 2010 | Hoy
Los restos del cabo primero Gustavo Gómez, el único argentino que murió a causa del terremoto en Haití, llegaron ayer a la Argentina. El cuerpo llegó poco antes de las 11 al Aeroparque Jorge Newbery en un avión militar, que venía de República Dominicana. El gendarme fue recibido por una guardia de honor de la Fuerza Aérea, que trasladó el féretro al sector militar del Aeroparque, donde fue despedido en una ceremonia. Fue como “un patriota del mundo”, expresó el ministro de Justicia nacional, Julio Alak, quien presidió la despedida. Luego, el cuerpo fue trasladado en un avión de Gendarmería Nacional hasta la ciudad de Posadas, en Misiones, donde sus compañeros y su familia comenzaron a velarlo.
La orquesta interpretó el Ave María mientras los restos de Gómez, de 33 años, eran bajados del avión Hércules que arribó a la Argentina, luego de haber partido hasta Haití para llevar ayuda humanitaria tras el sismo. Aquí lo esperaban su esposa y sus dos hijos.
En la ceremonia de despedida se realizó una misa oficiada por el capellán Diego Seguendo. Luego el ministro de Justicia dedicó unas palabras que destacaron el trabajo del gendarme, que desde abril de 2009 se encontraba en Haití en una misión de paz de la ONU: “Nada menos que la vida es lo que ponen en juego los miles de héroes anónimos que, como él, prestigian y cargan de sentido el uniforme de Gendarmería Nacional”.
En tanto, el sacerdote argentino Antonio Mancuello, quien misiona en Haití desde hace dos años y del que se desconocía el paradero tras el sismo, apareció ayer, en buenas condiciones. Mancuello habló en las últimas horas con sus familiares luego de que éstos hicieran público que no tenían noticias suyas desde una semana antes del terremoto.
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