Miércoles, 24 de marzo de 2010 | Hoy
EL MUNDO › EL PREMIER ISRAELí AMENAZó CON CONGELAR UN AñO LAS NEGOCIACIONES DE PAZ
Mientras Estados Unidos intensificaba la presión sobre el primer ministro israelí, Netanyahu advertía que las negociaciones de paz podían demorarse por la “ilógica y poco razonable” exigencia de frenar los asentamientos.
Por Rupert Cornwell *
Desde Washington
Un inflexible Benjamin Netanyahu se reunió con el presidente Obama en la Casa Blanca ayer, mientras Estados Unidos intensificaba la presión sobre el primer ministro israelí para frenar los asentamientos en la disputada Jerusalén Este. Pero, más temprano, en conversaciones más temprano en el día con líderes congresistas en el Capitolio, Netanyahu advirtió que las negociaciones de paz podían demorarse otro año a no ser que los palestinos desistieran de su “ilógica y poco razonable” exigencia de un total paro de asentamientos de acuerdo con su vocero.
Como algo excepcional, la sesión de la Casa Blanca estuvo cerrada para los periodistas –ostensiblemente para no distraer la atención del principal evento del día, la firma de Obama del histórico proyecto de ley de la reforma de salud–. Pero al no realizar una conferencia de prensa, y ni siquiera permitir a unos pocos periodistas en la Oficina Oval para las preguntas espontáneas de rigor, la Casa Blanca evitó que se ventilara públicamente al más alto nivel el continuo desacuerdo entre los dos aliados.
Curiosamente, fue gracias a la batalla sobre la reforma de salud en el Capitolio que la reunión tuvo lugar. Originalmente, el presidente debía estar en Australia y Nueva Zelanda esta semana. Después de que cancelara el viaje para ayudar a lograr los votos necesarios, Obama no tuvo más remedio que insertar a Netanyahu en su agenda. No hacerlo hubiera sido un desprecio deliberado que hubiera escalado la crisis –algo que ambos lados están evitando–.
Sin embargo, el discurso de Netanyahu al grupo judío, el Comité Estadounidense Israelí de Asuntos Públicos (Aipac, por sus siglas en inglés), del lunes no dejó dudas de que todavía están muy distantes, a pesar de todas las mutuas garantías de apoyo. Después de que Hillary Clinton, la secretaria de Estado, reprendiera a Israel por no frenar su programa de construcciones, el primer ministro declaró que Israel iba, no obstante, a seguir adelante con el proyecto.
“El pueblo judío construyó Jerusalén hace 3000 años y el pueblo judío está construyendo Jerusalén hoy. Jerusalén no es un asentamiento, es nuestra capital”, dijo Netanyahu, ganándose una ovación de pie que contrastó fuertemente con el educado silencio en que se escucharon las críticas de Clinton.
Pero, una vez afuera de los amigables confines de Aipac, la presión sobre el primer ministro aquí fue implacable. Su reunión con Obama fue la primera entre los dos hombres desde que Israel anunciara su plan de construir 1600 unidades de vivienda en Jerusalén Este en el mismo momento en que el vicepresidente Joe Biden estaba en el país, gatillando así la crisis más aguda entre los dos países en décadas.
Desde entonces ambos lados han tratado de suavizar las tensiones, con Clinton proclamando el apoyo “sólido como una roca e inquebrantable” de Estados Unidos por el Estado judío. Ambos han señalado su determinación común de evitar que Irán obtenga armas nucleares e Israel dice que está listo para recomenzar las conversaciones con los palestinos.
Los funcionarios israelíes dicen que, si siguen adelante, estas “conversaciones indirectas”, con George Mitchell, el enviado de Estados Unidos a Medio Oriente como mediador, tratarían temas como las fronteras, el estatus de Jerusalén, que ambos lados reclaman como su capital, y el derecho a regresar de los refugiados palestinos.
El programa de construcción de viviendas en Jerusalén Este, insistió Netanyahu en Aipac, “de ninguna manera elimina la posibilidad de una solución de dos estados”. Detrás de la escena, conversaciones por separado en el Departamento de Estado seguramente vieron más exigencias de Clinton para detener los asentamientos. Se esperaba que Biden hiciera lo mismo durante la cena con el primer ministro.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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