EL MUNDO › UNA NUEVA CAMPAÑA DE PROPAGANDA DEL PENTAGONO
La otra “guerra preventiva”
Comprar periodistas, hacer manifestaciones a favor de la guerra contra el terrorismo, financiar escuelas coránicas moderadas: todo esto quiere hacer el Departamento de Defensa de EE.UU.
En febrero se trataba de la Oficina de Influencia Estratégica, que tenía la misión de difundir informaciones falsas y al mismo tiempo anunciaba extrañamente que iba a hacerlo. Ahora el Pentágono va por más en materia de propaganda y está estudiando un ambicioso plan que incluye sobornos a periodistas, organizaciones de marchas a favor de Washington con punteros contratados para la ocasión y hasta la creación de escuelas coránicas en Medio Oriente y Asia Central que enseñen una visión más “moderada” del Islam y más cercana a Estados Unidos. Esto fue revelado ayer en el New York Times y, aunque está en discusión y su anuncio quizá determine su suerte adversa (como en febrero), el proyecto debió ser defendido ayer por el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer.
“Hay un amplio reconocimiento en la administración de que Estados Unidos tiene un importante rol en el mundo en lo que respecta a comunicar mejor el mensaje de América de esperanza y oportunidad”, dijo Fleischer.
“Es importante que este sea un mensaje que se comparta en todo el mundo en naciones amigas y en otras partes también”, añadió. “El presidente espera que cualquier programa que se cree en esta administración se apoye en los hechos, y eso es lo que esperamos que se lleve a cabo en cualquier programa que se establezca en cualquier entidad del gobierno”, finalizó, aclarando que el tema está en estudio.
Según el New York Times, como ocurriera con la Oficina de Influencia Estratégica, el nuevo proyecto, más que en estudio, está siendo fuertemente discutido. Hasta ahora, la propaganda en el marco de la “guerra contra el terrorismo” se limitó al lanzamiento de panfletos en las zonas de conflicto, como ocurrió con Afganistán o ahora mismo en Irak. Pero la idea es ahora una acción más “preventiva”, tal como indica el nuevo principio estratégico esgrimido por el Pentágono. Así, el proyecto incluiría no sólo tácticas tradicionales (notas pagadas a favor de Washington desde las zonas de conflicto, manifestaciones armadas a favor de Estados Unidos, etc.), sino la posibilidad de financiar secretamente escuelas coránicas que enseñen posiciones islámicas moderadas en lugares como Pakistán (donde se reclutan miembros de Al-Qaida) o Alemania (de donde partió la mayoría de los terroristas del 11 de septiembre), con acento especial en la forma como la religión se practica en Estados Unidos.
Donald Rumsfeld, el jefe del Pentágono, aún no se habría pronunciado sobre este proyecto. El debate, dijo un funcionario que pidió el anonimato, es sobre “las comunicaciones estratégicas de nuestra nación, el mensaje que queremos enviar para influenciar a largo plazo y cómo utilizarlo”. Pero otro oficial de las Fuerzas Armadas dijo al New York Times: “Tenemos los activos y la capacidad y el entrenamiento para influir la opinión pública de naciones amigas y neutrales. Podríamos hacerlo y salir impunes de ello. Eso no quiere decir que deberíamos”.
En todo caso, según los funcionarios consultados por el diario, está claro que Rumsfeld está profundamente frustrado porque el gobierno norteamericano no tiene un plan coherente para moldear la opinión pública en el mundo a favor de Estados Unidos en su campaña global contra el terrorismo. Muchos funcionarios de la administración están de acuerdo en que los militares lleven a cabo lo que se llaman “operaciones de información contra adversarios”, especialmente antes y durante la guerra, así como una rutina de trabajo de relaciones públicas con naciones amigas como Colombia, Filipinas o Bosnia, cuyos gobiernos recibieron bien a las tropas norteamericanas.