Desde Madrid

Se esperaba desde hace muchos meses y ayer finalmente ocurrió. El juez que lleva en Madrid el llamado “caso Gürtel”, el mayor escándalo de corrupción que ha afectado al Partido Popular en toda su historia, levantó el secreto que pesaba sobre el sumario judicial. De este modo salieron a la luz pública datos sobre la financiación ilegal del partido, sobre la implicación en el escándalo del tesorero principal Luís Bárcenas y sobre la trama corrupta en las principales comunidades gobernadas por la formación de centroderecha. Mientras Mariano Rajoy, su líder, minimizaba la noticia, el Partido Socialista atacaba ayer al principal partido en la oposición, acusando a su dirigencia de estar “inmovilizada” por la corrupción interna.

Se trataba de los cincuenta mil folios más esperados en mucho tiempo por la prensa local y los periodistas tuvieron ayer un día de ardua tarea leyéndolos a toda prisa para ir develándole al público a lo largo de toda la jornada las novedades que aportaban al caso. El sumario Gürtel no sólo tiene una gran dimensión porque afecta de manera directa a altos cargos del Partido Popular, sino porque el juez instructor en su primera fase fue el juez Baltasar Garzón que se valió de escuchas, ahora consideradas ilegales por el Tribunal Superior de Justicia, realizadas a los abogados de los principales acusados al sospechar el magistrado que estaban aprovechando la relación acusado-defensor para esconder el dinero mal habido. La instancia superior de la Justicia madrileña invalidó las escuchas de Garzón, una de las razones por las que el juez está siendo ahora acusado por la propia Justicia española, pero las pruebas que existen en la causa son tan grandes que no fue suficiente para invalidar todo el caso, como proponía el PP.

Con las revelaciones aportadas ayer por los documentos hechos públicos por el juez Antonio Pedreira del Tribunal Superior de Justicia, quedó en claro que el tesorero del partido Luís Bárcenas está profundamente implicado en la trama corrupta. “No hay dudas”, dice el sumario sobre esta cuestión, ya que Bárcenas movió grandes cantidades de dinero sin justificación, llegando incluso a recibir 1,3 millón de euros en cheques procedentes de empresarios ligados a la trama que, de este modo, retribuían favores por los contratos recibidos de parte de los gobiernos en manos del partido.

En la megacausa en la que están imputadas 70 personas los más perjudicados a nivel político son los dirigentes de la Comunidad Valenciana, presidida por el popular Francisco Camps, la región donde las cifras de la corrupción alcanzan sumas millonarias y la que, al parecer, funcionaba como epicentro de la trama. Pero al PP de la región no parecen importarle demasiado estos escándalos. A pesar de que la sombra llega hasta el propio Camps, éste a duras penas si se desprendió de algún que otro colaborador y pudo comprobar que incluso a su propio electorado no le importa cuando el pasado año, durante el transcurso de las elecciones europeas, el partido logró obtener más del cincuenta por ciento de los votos en pleno estallido del escándalo.

Algo parecido siente Mariano Rajoy a nivel nacional. Sabe que el caso Gürtel es una bomba de tiempo, que a medida que explota desgasta su figura a nivel nacional y afecta su credibilidad interna dentro del partido, pero a su vez siente que ese desgaste es mínimo en comparación con el que está sufriendo el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero y así lo dicen las encuestas que desde hace meses no dejan de darle satisfacciones. Si hoy se convocaran elecciones, según la mayoría de los sondeos, el PP se impondría por tres o cuatro puntos porcentuales sobre el PSOE. No es mucho, pero es lo que hay, dicen en el cuartel popular y aunque muchos atribuyen ese escaso margen al descontento que existe en sus propias filas por el escándalo Gürtel, la sola posibilidad de volver al gobierno dentro de poco tiempo templa los ánimos y disuelve los conflictos que el caso Gürtel va dejando en el camino.

Ahora, con el sumario ya abierto, el PP sabe que tampoco habrá más sorpresas con el caso. La trama ha quedado al descubierto y los principales implicados ya han sido suspendidos provisoriamente de sus cargos en el partido, aunque algunos, como el presidente valenciano Francisco Camps, han capeado el temporal con mayor suerte que otros como Bárcenas, que tuvo que abandonar su puesto de timonel de las finanzas apenas se supo de su grave implicación en los hechos. En el PSOE también saben que ya no hay mucho que hacer con el tema. El PP no se desgasta con la corrupción, afirman con evidente desagrado y, al contrario de lo que sucede con la izquierda, dicen, sus dirigentes tampoco se sienten moralmente obligados a renunciar cuando se encuentran implicados en una trama corrupta.