Viernes, 30 de abril de 2010 | Hoy
EL MUNDO › ACERCAMIENTO BILATERAL
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, destacó en Pekín a su homólogo chino, Hu Jintao, la urgencia de coordinar esfuerzos para frenar el programa nuclear de Teherán y aseguró que las nuevas sanciones deben ser impuestas a Irán si las negociaciones fracasan, informó ayer la prensa oficial. “China espera utilizar el diálogo. Francia entiende completamente a China y estamos dispuestos a discutir juntos este problema en el momento oportuno”, dijo Sarkozy. “Si el diálogo no funciona, entonces sólo podemos recurrir a las sanciones,” agregó.
Por otro lado, el presidente francés subrayó que China es un socio estratégico muy importante de Francia y que ambos países tienen que cooperar en el empuje del crecimiento económico. Respecto a la próxima reunión del G-20, el mandatario francés sentenció que su país está dispuesto a trabajar con China para asegurar una cumbre exitosa. “Vamos a preparar la presidencia francesa del G-20 con suficiente antelación, y pensar en un nuevo orden monetario multipolar”, apuntó.
Por su parte, Hu aceptó la invitación de Sarkozy para visitar Francia y afirmó que la visita se llevará a cabo en el momento conveniente para ambas partes. “Las relaciones entre China y Francia han abierto una nueva página y ambos países deben mantener estrechas consultas, reforzar la coordinación política sobre la reforma del sistema monetario internacional, el cambio climático y otros asuntos importantes”, señaló Hu. El presidente francés y su esposa, Carla Bruni, llegaron el miércoles a Xian y después se trasladaron a Pekín, en un viaje oficial de tres días que tendrá como asunto relevante la asistencia de la pareja hoy a la inauguración de la Exposición Universal de Shanghai 2010.
El viaje de Sarkozy abre una nueva oportunidad de acercamiento entre China y Francia, tras un período de tensiones que se inició en abril de 2008, cuando la antorcha olímpica de Pekín a su paso por París se encontró con duras protestas de grupos pro derechos humanos y de apoyo al independentismo tibetano. La respuesta de ciudadanos chinos fue, poco después, la petición del boicot a empresas francesas con presencia en el país asiático, especialmente a la cadena de supermercados Carrefour.
Las tensiones sociales se contagiaron a los respectivos gobiernos en otoño de 2008, cuando Sarkozy se reunió con el Dalai Lama. El gobierno de China respondió con la suspensión de la cumbre chino-europea que debía celebrarse en diciembre de ese año en Lyon, Francia. No obstante, los dos países dieron por concluido el período de tensiones en abril de 2009, cuando París firmó un documento que reconocía la pertenencia del Tíbet a China, a cambio de que Sarkozy pudiera reunirse con su homólogo chino en la cumbre del G-20 en Londres.
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