Desde Medellín

En medio de señalamientos de corrupción y traiciones para los uribistas, mañana se realiza el ballottage para elegir al próximo presidente de Colombia. El oficialista Juan Manuel Santos negó ayer que intentó dar un golpe de Estado a su primo Ernesto Samper, presidente en los años noventa. Santos es el favorito para reemplazar a Alvaro Uribe, pese a escándalos como éste que se suma a las ejecuciones extrajudiciales (asesinatos de civiles a manos de militares) y a las escuchas ilegales contra opositores y jueces que sucedieron durante su ministerio. Contando las horas para abrir los comicios definitivos, el ex funcionario de Uribe se defiende de las acusaciones y el mismo presidente niega otras: que un ex asesor suyo murió no víctima de un accidente sino asesinado.

El ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso, extraditado a Estados Unidos por orden del gobierno, declaró en abril desde la cárcel que el actual aspirante a presidente convocó a los comandos de ultraderecha para derrocar a Samper, entonces primer mandatario. El supuesto golpista no desmintió la versión del líder “para” hasta ayer, luego de que su contrincante en las presidenciales, Antanas Mockus, lo increpó sobre el tema en el último debate, la noche del jueves. También, el ex candidato de la oposición Gustavo Petro denunció que para apoyar la traición a su primo Santos le pidió ayuda a la guerrilla. Mockus interrogó a Santos sobre qué hacía reunido en Costa Rica con Raúl Reyes, ex número dos de la guerrilla de las FARC, asesinado en 2008 por el ejército colombiano en territorio de Ecuador, en un operativo dirigido por el mismo Santos.

El ex ministro de Defensa respondió airado que todo se trataba de los diálogos de paz que el gobierno emprendía con los rebeldes.

Ayer en emisoras nacionales Santos madrugó para dar explicaciones al respecto. Dijo que sí se acercó a la guerrilla y los grupos de autodefensas en 2007, pero que el objetivo era la búsqueda de un proceso de paz. “En lo que hicimos nunca se habló de hacer algo con lo que el gobierno no estuviera de acuerdo”, afirmó enfatizando en que “nunca estuvo diseñado un plan para tumbar a Samper”. Petro detalló en días pasados que el supuesto plan consistía en convocar a una asamblea constituyente, pero Santos desmiente esta versión.

El de las escuchas ilegales de la inteligencia de la Casa de Nariño es otro de los episodios oscuros de la campaña actual. Santos ha sido insistente en afirmar que como ministro de Defensa no tenía responsabilidad alguna en las “chuzadas” a magistrados, opositores, defensores de derechos humanos y periodistas. En la versión libre donde Mancuso acusó a Santos de golpista, también reveló que un director del organismo de inteligencia DAS visitaba los campamentos de las autodefensas para adoctrinar políticamente a sus combatientes, mientras Santos fue ministro de Defensa. Sobre el tema, el candidato del Partido de la U aún no se pronuncia.

Uribe, por su parte, también se ocupó ayer de negar versiones criminales sobre la muerte de un ex asesor suyo que después se convirtió en su crítico. En 2006, Pedro Juan Moreno y un par de funcionarios del gobierno murieron en un accidente aéreo. Recientemente, un general retirado envuelto judicialmente en episodios de desaparición y apoyo a paramilitares dijo que no se conoce toda la verdad sobre la muerte de Moreno, que “no fue ningún accidente”. Uribe, sin ser acusado de lo contrario, dijo ayer a los medios que por su ex asesor sólo tenía “estimación y afecto”, y que cualquier colombiano puede revisar la investigación de la Aeronáutica Civil que relata lo sucedido en 2006. “Afortunadamente este es un país que no cierra las puertas a la investigación doméstica ni a la indagación internacional”, afirmó Uribe, quien será presidente hasta el 7 de agosto de próximo, cuando lo suceda quien sea elegido mañana por los colombianos.