Martes, 22 de junio de 2010 | Hoy
EL MUNDO › EL GOBIERNO DE LULA TOMA DISTANCIA DE SU PAPEL DE MEDIADOR EN EL TEMA NUCLEAR DE TEHERáN
El canciller Amorim dijo que su país no va a ser más intermediario por iniciativa propia luego de que fracasara el acuerdo para enriquecer uranio. Y después de que las potencias occidentales aprobaran más sanciones contra la nación persa.
Brasil quiere tomar distancia de su rol de mediador en el tema nuclear iraní, tras el rechazo de Estados Unidos y otras potencias al acuerdo de canje de uranio que firmó en mayo con Irán y Turquía. El canciller brasileño, Celso Amorim, dijo al diario Financial Times el domingo que su país no trataría ya de arreglar la disputa entre Occidente y la nación persa. “Nos quemamos los dedos haciendo cosas que todo el mundo decía que eran útiles y al final nos encontramos con que alguna gente no aceptaba un ‘sí’ como respuesta”, declaró Amorim al diario económico londinense, en una clara referencia a la administración del presidente Barack Obama.
Ayer mismo, el presidente Lula da Silva afirmó que Brasil ya cumplió su papel y le mostró al mundo que es posible abrir un diálogo con Teherán sobre la cuestión del enriquecimiento de uranio. “Brasil hizo lo que tenía que hacer, necesitaba sentar a la mesa a Irán y mostramos que somos capaces de lograrlo. Claro que los otros decidieron aplicar sanciones contra Teherán, porque querían sancionarlo. Hicimos nuestro papel”, difundió la Agencia Brasil.
Su ministro Amorim expresó esa misma idea en una entrevista al Financial Times. “Si nos necesitan, a lo mejor podemos seguir siendo útiles. Pero no vamos a salir otra vez por iniciativa propia menos que nos lo pidan”, declaró el canciller brasileño. Brasil y Turquía alcanzaron el pasado 17 de mayo un acuerdo con Irán en el que este país se comprometía a canjear en territorio turco 1200 kilos de uranio débilmente enriquecido (a 3,5 por ciento) por 120 kilos de combustible enriquecido a 20 por ciento, para alimentar su reactor de investigaciones médicas de Teherán. Este tema tensionó las relaciones entre el gobierno de Lula da Silva y la administración Obama.
Las grandes potencias lideradas por Washington, que sospechan que Irán quiere fabricar la bomba atómica amparándose en un programa civil, criticaron desde el primer momento este pacto que la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton llegó a decir que hacía el mundo “más peligroso”.
Amorim expresó su malestar. “Estábamos directamente involucrados en buscar una solución y fuimos alentados a hacerlo. Y cuando lo produjimos, el resultado no tuvo ninguna consecuencia. El mismo día que se llegó al acuerdo, antes aun de ser analizado, la respuesta inmediata fue un pedido de sanciones a la ONU.”
Brasil sostiene que su trato con Irán acata los términos de una detallada carta que el presidente Barack Obama le envió a su par Luiz Inácio Lula da Silva en abril, especificando algunos de las principales preocupaciones de Estados Unidos sobre un posible acuerdo de canje de combustible. Los funcionarios estadounidenses respondieron que el trato no había tocado otros problemas que Washington le había transmitido a Brasilia por separado.
Los funcionarios brasileños también arriesgaron irritar a Estados Unidos y a otras naciones al insistir en que el país exportará etanol a Irán aunque la industria de etanol brasileña dice no que tiene eso entre sus planes. La venta de etanol no está prohibida por las sanciones de la ONU, pero cualquier abastecimiento a Irán en el sector de energía sería considerado como una ruptura del espíritu de la resolución de la ONU.
Como un indicio de que Estados Unidos y Brasil están tratando de superar sus dificultades, Brasilia decidió no proceder con una represalia contra Estados Unidos por los subsidios a los algodoneros, a pesar de haber recibido luz verde de la Organización Mundial de Comercio.
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