Los trabajadores del subte de Madrid continuaron ayer su huelga por cuarto día consecutivo, aunque esta vez garantizaron los servicios mínimos en un 50 por ciento. El paro no fue total, pero igualmente provocó un caos de tráfico en el centro de la capital española, marcado por las largas colas en las paradas de colectivos y eternos embotellamientos en las principales arterias. Los trabajadores del subte están protestando contra una reducción de su salario del 5 por ciento, decidida por el gobierno regional, en el marco de las medidas de ahorro público decididas en los últimos meses para recortar el déficit en Madrid y en toda España. El jefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, no condenó las medidas de fuerza –que en las últimas semanas se reprodujeron en todo el país–, pero sí reclamó a los trabajadores que mantengan un servicio mínimo, pedido que fue finalmente aceptado.