Un acuerdo puso fin a la huelga de subtes que paralizó a Madrid. Más allá de ese logro, José Luis Rodríguez Zapatero se aleja cada vez más con sus medidas anticrisis de las organizaciones sindicales. El jefe de Gobierno español anunció ayer que no participará de una fiesta minera en septiembre próximo.

La huelga del metro terminó después de que la mayoría de los trabajadores aceptara el acuerdo propuesto por la empresa pública. A los empleados del subte les recortarán un uno por ciento de sus salarios. Antes de la medida de lucha, el gobierno regional de la Comunidad de Madrid pretendía arrebatarle un 5 por ciento de sus sueldos. Desde el 28 de junio, Madrid vivió siete paros, dos de ellos totales, sin que ninguna formación circulara. En otras cinco oportunidades, sólo se cumplieron servicios mínimos del 50 por ciento, lo que –de todas formas– complicó a la capital española.

Más allá de haber logrado canalizar la protesta del metro, Rodríguez Zapatero sigue profundizando su alejamiento de los sectores sindicalistas socialistas. Desde el Ejecutivo, se anunció que el jefe de gobierno no acudirá el 5 de septiembre a la fiesta minera de la Unión General de Trabajadores (UGT). Desde que en 2000 fuera elegido secretario general del Partido Socialista Obrero de España (PSOE), Rodríguez Zapatero nunca se había ausentado de la celebración. “Por respeto a la posición y el discurso de la UGT en la actual coyuntura”, justificaron el faltazo. Esa central obrera es una de las que convocó para una huelga general el 29 de septiembre. La medida es en respuesta a los recortes anunciados por Zapatero y que atentan directamente contra los asalariados.

Quienes aprovecharon para hostigar al mandatario fueron sus rivales del derechista Partido Popular (PP). Esteban González Pons, vicesecretario del partido de Mariano Rajoy, disparó: “Lamentablemente ya no puede mirar a los ojos a un obrero, a un minero o a un jubilado porque no sólo ha tirado a la basura su programa, sino también sus principios”.