Miércoles, 28 de julio de 2010 | Hoy
EL MUNDO › RENUNCIó TONY HAYWARD, PRESIDENTE DE LA PETROLERA, “EL HOMBRE MáS ODIADO EN ESTADOS UNIDOS”
A tres meses del desastre ecológico, su salida era previsible, pero no había forma de ocultar su dolor, a pesar de una indemnización de 19 millones de dólares y un lugar no ejecutivo en la junta de TNK-BP, la joint venture rusa de BP.
Por Sarah Arnott *
La desafortunada elección de palabras de Tony Hayward en la semana siguiente desde que estalló la plataforma Deepwater Horizon en el Golfo de México apresuraron su caída en desgracia. Pero ayer, en el último día como jefe ejecutivo de British Petroleum (BP), las eligió bien. “A veces uno se baja del pavimento y lo lleva por delante un ómnibus”, les dijo a los medios en Londres un aturdido Hayward, resumiendo prolijamente los hechos que pusieron fin a sus treinta años en la industria petrolera.
Tres meses después de la explosión que mató a once personas y desató el peor derrame de petróleo en la historia de Estados Unidos, Hayward renuncia a su empleo como jefe ejecutivo para ser reemplazado por un colega estadounidense, Bob Dudley. El anuncio del “acuerdo mutuo” entre Hayward y BP no fue una gran sorpresa después de una serie de gaffes que marcaron a Hayward como “el hombre más odiado y negado en Estados Unidos”. Pero no había forma de ocultar su dolor, a pesar de la indemnización por un valor de 19 millones de dólares y un lugar no ejecutivo en la junta de la joint venture rusa de BP, TNK-BP. Después de señalar que la pérdida de vidas en el desastre de la plataforma ponía a los subsecuentes hechos en contexto, un Hayward exhausto dijo que el anuncio de su partida era “un día muy triste para mí personalmente”.
“Toda mi carrera fue en BP. Quiero a la empresa y todo lo que representa”, dijo, describiendo la movida como “un asunto práctico”, después de haber sido “demonizado y vilipendiado” en Estados Unidos. “No sé si esto aliviará a los políticos o no, pero lo correcto es renunciar.”
Hayward tuvo algunos errores mayúsculos después del desastre que ya bombeó más de cinco millones de barriles de petróleo en el Golfo y cubrió con alquitrán las playas desde Texas a Florida. La primera señal de que había problemas fue su temprana sugerencia de que el impacto ambiental probablemente fuera “muy, muy modesto”.
Un comentario posterior de que le “gustaría retomar su vida” y un día libre para ir a correr una regata con su hijo fue aún peor. En un extenso interrogatorio en el Comité de Energía del Congreso de Estados Unidos fue defenestrado como evasivo y difícil, y un miembro del comité lo acusó de evitar su responsabilidad y “barrer la basura bajo la alfombra”.
Pero a pesar de su obvia deflación, Hayward hizo una defensa sin disculpas de la respuesta “sin precedentes” de BP al desastre, diciendo que había sido un “modelo de responsabilidad corporativa” que “no muchas otras empresas hubieran contemplado, ni hablar de llevar adelante”. También señaló los éxitos –la “extraordinaria hazaña de ingeniería” de los últimos esfuerzos para taponar el pozo, la escala de la limpieza y los procesos de reclamos compensatorios–. “¿Estuvo cerca de la perfección? Absolutamente no. En retrospectiva, ¿hubiera hecho las cosas diferentes? Por supuesto. ¿Pero hubiera cambiado yo fundamentalmente lo que BP hizo y el rol que yo jugué? No”, dijo Hayward.
Y no pudo resistir un último comentario al establishment político de Estados Unidos que lo atacó tan salvajemente. No se presentaría en otra audiencia del Congreso, el jueves, para contestar acusaciones de que BP hizo lobby para la liberación del terrorista del Lockerbie, Abdel Basset al Megrahi, para ayudar a ganar los contratos petroleros en Libia. “Tengo una semana ocupada, de manera que mandaremos a otra persona”. dijo.
La tragedia en el pozo de Macondo convierte en una burla la promesa de Hayward, cuando se asumió el puesto hace tres años, de enfocarse “como un láser” en la seguridad. Pero los de adentro de la empresa y los comentaristas de la industria por igual están de acuerdo que ha progresado en transformar la cultura de piratas patrocinada por su predecesor, Lord Browne.
La tarea de dirigir el record de seguridad de BP le toca ahora a Dudley, quien se hace cargo el 1º de octubre. Su meta será llevar a la empresa hacia adelante: vender bienes valuados en 30 mil millones de dólares para financiar las indemnizaciones, tratar con las investigaciones oficiales del desastre y rehabilitar la profundamente manchada imagen de BP en Estados Unidos.
Carl-Henric Svarnberg, el presidente de BP, ayer le rindió homenaje al jefe que se iba. “Tony Hayward hizo un buen trabajo en BP durante casi treinta años y también como jefe ejecutivo.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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