El Congreso estadounidense aprobó una ley para reforzar la frontera con México. La Casa Blanca podrá destinar 600 millones de dólares para enviar 1500 agentes más a la zona. El presidente Barack Obama celebró la noticia.

En medio de un receso de seis semanas, el Senado abrió sus puertas para una sesión especial con sólo dos legisladores para aprobar el proyecto con el procedimiento conocido como “consentimiento unánime”, reservado para asuntos no controversiales. Los senadores demócratas Chuck Schumer y Benjamín Cardin aprobaron la propuesta, que ya había sido votada la semana pasada en la Cámara baja. Las autoridades estadounidenses se proponen combatir el tráfico de drogas y armas, así como la entrada ilegal de inmigrantes por la frontera con México.

Con los 600 millones, la Casa Blanca podrá disponer de mayor tecnología y 1500 uniformados más en la frontera. Mil serán destinados a patrullar las áreas críticas y los otros 500 estarán en los controles en la frontera. Un tercio del dinero irá al Departamento de Justicia, que lo distribuirá entre las agencias federales encargadas de combatir el narcotráfico y a los grupos criminales.

En mayo, Obama pidió 500 millones de dólares, cuando anunció que 1200 soldados de la Guardia Nacional se desplegarían en la frontera. El mandatario estadounidense hizo ese anuncio a raíz de los incesantes reclamos de los gobernadores de los estados fronterizos, que ven con preocupación la escalada de crímenes vinculados al narcotráfico en México.

Todavía resta que Obama promulgue la norma, lo que casi puede darse por descontado. Los medios estadounidenses estiman que el presidente podría estar firmándola hoy. “Desde que asumí la presidencia, la seguridad de la frontera sudoeste ha estado al tope de mi agenda”, dijo el presidente estadounidense en un comunicado. “La ley reforzará nuestra cooperación con México para combatir las organizaciones criminales que operan a ambos lados de nuestra frontera común”, se entusiasmó.

También festejaron la noticia los republicanos del estado sureño de Arizona, donde el mes pasado entró en vigencia una ley antiinmigrante. Los senadores John McCain y Jon Kyl, saludaron la aprobación de la ley pero pidieron medidas más enérgicas. “Seguiremos luchando y esperamos que cuando el Congreso regrese en septiembre los demócratas acaben el juego político y se unan a nuestros esfuerzos”, dijeron McCain y Kyl en un comunicado. Esos senadores habían pedido que seis mil agentes fueran destinados a la frontera.

Mientras tanto, grupos de defensa de los inmigrantes miran con desconfianza al gobierno federal por el endurecimiento de su política en la frontera. Una encuesta divulgada esta semana por la organización Red Fronteriza por los Derechos Humanos afirmó que, al contrario de la percepción generalizada, casi el 62 por ciento de los habitantes de la frontera se sienten seguros. Además, las organizaciones civiles le reclaman a Obama que avance con su prometida reforma migratoria. El presidente había dicho que el sistema migratorio estadounidense estaba quebrado.

El presidente impulsa una reforma integral para legalizar a once millones de indocumentados, pero no cuenta con los avales necesarios. La oposición republicana le pone palos en la rueda y le exige que primero asegure la frontera. A pesar de que los demócratas tienen mayoría en ambas cámaras del Congreso, Obama admitió que necesita los votos republicanos para aprobar esa iniciativa. La Casa Blanca espera ganar esos escaños que le faltan en las próximas elecciones legislativas de noviembre.