Jueves, 4 de noviembre de 2010 | Hoy
EL MUNDO › EL EX MINISTRO DE LA DICTADURA INFORMó SOBRE LOS DESAPARECIDOS EN BOLIVIA
Hoy los fiscales interrogarán al ex jefe de Arce Gómez, el preso García Meza, quien anotó algunos recuerdos sobre las víctimas del terrorismo de Estado en su reciente libro Yo dictador. No descartan realizar un careo entre ambos militares, que no se llevan bien.
Por Sebastián Ochoa
Desde La Paz
“No era como los maridos cornudos, yo era el primero a quien informaban todo. Cuando mataron a Quiroga Santa Cruz me trajeron el cuerpo y dije: ‘No he autorizado que lo maten’. Me he sorprendido, recibí una llamada telefónica de un militar y se lo ha mandado el cadáver a ese militar en avión. Me imagino que lo enterraron en su propiedad.” Estas fueron, según los fiscales del caso, algunas de las pistas que dio el coronel Luis Arce Gómez, ministro de Gobierno durante la dictadura militar de 1980-81, para encontrar el cuerpo del escritor, periodista y diputado Marcelo Quiroga Santa Cruz. Ahora el Ministerio Público analiza la veracidad de la información sobre los desaparecidos que habría dado gratis el llamado “ministro de la Cocaína”, preso en el penal de máxima seguridad de Chonchocoro por los crímenes de su dictadura.
Según las investigaciones, el cuerpo de Quiroga Santa Cruz era deseado como trofeo de caza por el ex dictador Hugo Banzer (1971-1978) y/o sus numerosos allegados. Posiblemente lo enterraron en una estancia. Sus denuncias permanentes a los crímenes de las dictaduras lo convirtieron en uno de los primeros asesinados por la dictadura de García Meza, el 17 de octubre de 1980. Antes de tomar la presidencia, este general había avisado públicamente que iba a “poner en su lugar” al escritor de la novela Los deshabitados.
Como diputado, en 1968 Quiroga Santa Cruz había solicitado el juicio por responsabilidades contra el ex dictador militar René Barrientos –en cuya presidencia fue asesinado Ernesto “Che” Guevara– por entregar a Bolivia a una potencia extranjera (Estados Unidos). Pero el resto de los congresistas rechazó su moción y alguno pidió su detención.
En 1979, el diputado del Partido Socialista 1 (PS-1) volvió a pedir un juicio por responsabilidades contra un ex dictador, en este caso el general Banzer. Lo acusaba por daño económico al Estado. Antes de que su solicitud fuera resuelta, García Meza cumplió su palabra.
En la mañana del golpe de Estado contra la presidenta Lydia Gueiler Tejada, los líderes del Comité Nacional de Defensa de la Democracia se reunieron en la sede de la Central Obrera Boliviana (COB). Iban a redactar un manifiesto contra los golpistas y coordinar acciones de resistencia. Allí llegaron paramilitares en ambulancias para abrir un tiroteo que terminó con varios muertos y desaparecidos, como los dirigentes obreros Renato Ticona, Juan Carlos Flores Bedregal y Quiroga Santa Cruz.
Cuando regresaron los gobiernos democráticos, en 1982, Arce Gómez y sus camaradas no fueron cuestionados por lo que hicieron. Fue detenido en 1989 por orden del gobierno de Estados Unidos, donde fue juzgado y estuvo preso hasta 2007 acusado de trabajar con redes de narcotráfico. Luego fue llevado a un Centro para Inmigrantes hasta que lo deportaron, en 2009. Con 71 años, regresó a Bolivia para cumplir otra sentencia judicial, dictada en 1993, por su participación en la dictadura de García Meza, otro preso prócer de Chonchocoro. El ex ministro de Gobierno se había mantenido en silencio hasta septiembre pasado, cuando aseguró que sabía el destino de los desaparecidos de esa época. “Yo conozco mucha información. No era un pelele. Yo mandaba”, aseguró.
“Nada es gratis”, había advertido el preso militar, que esperaba una reducción en su condena de 30 años sin derecho a indulto. Pero ante la negativa de la Justicia, Arce Gómez habría optado por dar información gratis. “En principio no quería dar ninguna información y al final tuvo que decir que sí, que ha visto por última vez al doctor Quiroga Santa Cruz porque ‘me lo trajeron muerto’”, dijo el fiscal Milton Mendoza. Tampoco quería dar el nombre del militar que se llevó el cuerpo para enterrarlo supuestamente en una estancia, pero al fin lo dijo. Este dato aún no trascendió, para no entorpecer la investigación. Pero se filtró que sería un coronel banzerista ya muerto.
Por su jerarquía, Arce Gómez se ocupaba de las acciones represivas de la dictadura. Para eso contó con la ayuda de militares argentinos y del nazi criminal de guerra Klaus Barbie (alias Altman), entre otros, con quienes fundó el grupo paramilitar Los Novios de la Muerte.
Los fiscales sostienen que pese a su avanzada edad y a su existencia insalubre –que le mereció el apodo de Malavida–, Arce Gómez “está lúcido. Siempre hace gala de que lo único que le gusta a él son las mujeres: ‘A mí todo me puede faltar, menos mujeres’”.
Hoy los fiscales interrogarán al ex jefe de Arce Gómez, el preso García Meza, quien anotó algunos recuerdos sobre los desaparecidos en su reciente libro Yo dictador. No descartan realizar un careo entre los viejos militares, que no se llevan bien.
“García es un pobre maricón, un pobre golpista. Y bueno, yo le dije que este gobierno debería ser un gobierno dictatorial, pero él no me hizo caso y yo lo iba a bajar. Parece que él sabía que yo lo iba a bajar, porque tenía apoyo de varias guarniciones militares y por eso me ha sacado del gobierno”, confidenció Arce Gómez a los fiscales.
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