Jueves, 13 de enero de 2011 | Hoy
EL MUNDO › LA SALIDA DEL MOVIMIENTO CHIíTA DEL GOBIERNO DE UNIDAD NACIONAL HIZO CAER A SAAD HARIRI
El frágil gobierno del Líbano se había paralizado por las tensiones que surgieron de la investigación, apoyada por la ONU, del asesinato del padre del actual primer ministro, que se supone que implicará a miembros de Hezbolá.
Por Catrina Stewart *
Hezbolá y sus aliados derrocaron al gobierno libanés ayer, en medio de crecientes tensiones sobre el tribunal apoyado por la ONU que investiga el asesinato de Rafiq Hariri, un ex primer ministro. La caída del gobierno de unidad nacional de 14 meses conducido por Saad Hariri, hijo del político asesinado, hundió al país en la peor crisis política desde que estuvo a un paso de una guerra civil hace dos años.
Diez ministros aliados al movimiento chiíta Hezbolá entregaron sus renuncias mientras Hariri debía reunirse con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en Washington. Adnan Sayed Hussein, un ministro aliado al presidente del Líbano, se le unió más tarde llevando el número de las renuncias a lo requerido para disolver el fuerte gabinete de 30 miembros. El gobierno del Líbano se derrumba si más de una tercera parte de sus miembros se retira, según la Constitución libanesa.
“Este gabinete se ha convertido en una carga para el Líbano, incapaz de hacer su trabajo”, dijo el ministro de Energía Jibran Bassil en una conferencia de prensa para anunciar las renuncias. “Le daremos una oportunidad a otro gobierno para que se haga cargo.”
Hariri inmediatamente cortó su visita a Washington para dirigirse a París donde debía reunirse con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, para consultar sobre la caída del gobierno antes de regresar a Beirut.
El frágil gobierno del Líbano, una precaria coalición de intereses encontrados, se paralizó por las tensiones que surgieron de la investigación, apoyada por la ONU, del asesinato de Hariri que se supone que implicará a miembros de Hezbolá. El gabinete se ha reunido una sola vez en los últimos dos meses.
Hezbolá denunció la investigación como un “proyecto israelí”. Hassan Nasrallah, el líder del movimiento, advirtió repetidamente que no dejaría que fuera acusado.
La caída del gobierno era vista como inminente después que Hezbolá advirtiera que se retiraría si el primer ministro Hariri no llamaba a una reunión especial del gabinete para discutir la ruptura de toda cooperación con el Tribunal Especial de la ONU para el Líbano. Los líderes regionales han tratado de resolver las tensiones que surgen del tribunal para tratar de evitar los renovados conflictos sectarios entre la población sunnita, la chiíta y la cristiana en el país. Pero una iniciativa saudita-siria terminó en fracaso esta semana.
Washington ha resistido los esfuerzos por alcanzar una negociación para cubrir las apariencias sobre los descubrimientos del tribunal. La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, de gira por el golfo, condenó ayer la movida de Hezbolá, describiéndola como un “esfuerzo transparente “por socavar la Justicia”, diciendo que el trabajo del tribunal “debe seguir adelante para servir a la Justicia”. La jefa de la diplomacia estadounidense entró en contacto de inmediato con dirigentes franceses, sauditas, egipcios y de otros países para destacar la necesidad “de que haya un consenso internacional sobre la necesidad de sostener el Tribunal Especial para el Líbano, según un responsable.
El tribunal de la ONU no dijo todavía a quién acusará, pero en octubre le manifestó a Nasrallah que varios miembros de Hezbolá se enfrentaban potencialmente a una acusación. Hezbolá se apoyó en Hariri para que rechace los descubrimientos del tribunal, pero hasta ahora se ha negado a someterse a la presión.
Desde la muerte de Rafiq Hariri, con una bomba en la playa de Beirut hace cinco años, Hezbolá ha discutido con sus opositores sobre la dirección del país. Rafiq Hariri, quien renunció como premier en 2004, era ampliamente venerado por sus esfuerzos para reconstruir el Líbano después de su guerra civil de 15 años, que terminó en 1998. También gozaba del apoyo popular entre los cristianos del país.
Más recientemente, Hezbolá emergió como la fuerza política más potente en el Líbano en medio de rupturas entre sus opositores. Aunque Saad Hariri tiene el apoyo de Arabia Saudita y de Washington, la administración Obama es considerada menos sólida en su apoyo que la administración previa. Hezbolá, que ha atraído una creciente adhesión sobre su obstinada resistencia a Israel, está apoyado por Siria e Irán. Cualquier relación con el asesinato de 2005 podría afectar ese apoyo interno.
Los analistas dicen que no esperaban que Hezbolá lanzara una repetición de mayo de 2008, cuando brevemente tomó el control de Beirut en medio de la furia sobre los esfuerzos del gobierno para debilitarlo.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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