Jueves, 13 de enero de 2011 | Hoy
EL MUNDO › OBAMA HABLó ANOCHE EN EL TRANSCURSO DE UNA CEREMONIA DE HOMENAJE A LAS VíCTIMAS DEL TIROTEO DE ARIZONA
El presidente norteamericano se dirigió a la nación evitando culpar a los republicanos por sus discursos incendiarios contra políticos rivales. Antes visitó en el hospital a la congresista atacada, Gabrielle Giffords.
El presidente Barack Obama participó ayer en los homenajes a los seis muertos de la masacre del sábado en Tucson, Arizona. Antes de asistir al acto público, el mandatario pasó por el hospital donde está internada en grave estado la representante demócrata que recibió un balazo en la cabeza, Gabrielle Giffords. “No podemos ser pasivos ante esta violencia”, reclamó el jefe de la Casa Blanca.
“Vine como un estadounidense, como todos los estadounidenses”, comenzó el mandatario. “No hay nada que pueda decir”, agregó emocionado antes de empezar a describir a cada una de las seis personas que fueron supuestamente asesinadas por Jared Lee Loughner en la puerta de un supermercado de Tucson.
Sin embargo, la retórica de Obama fue conciliatoria, no culpó a los republicanos y sus discursos incendiarios por la exacerbación de la violencia contra los políticos. “Las esperanzas de la nación están aquí”, se apuró a decir el mandatario y agradeció a los “héroes” que salvaron vidas hace cinco días. Pero añadió que no se podía permanecer pasivos ante una violencia como la del sábado. “Tampoco podemos usar una tragedia como ésta como una ocasión más para atacarnos unos contra otros”, subrayó ante más de 20 mil personas que llegaron hasta la universidad de ese estado.
Según publicó el diario The Washington Post, Obama comenzó a trabajar en su alocución el mismo lunes por la noche, después de haber hecho una docena de llamados a familiares de las víctimas y a los funcionarios que estaban trabajando directamente en el caso de la matanza de Tucson. Los medios estadounidenses estiman que Obama volverá a referirse al ataque de Giffords en su próximo gran discurso, el del Estado de la Unión, que pronunciará el próximo martes 25.
El jefe de la Casa Blanca no viajó solo hasta el árido estado sureño. En la comitiva que lo acompañó estaban Anthony Kennedy (Justicia), el fiscal general Eric Holder, Janet Napolitano (Seguridad Nacional) y algunos diputados de ese estado. Ni bien aterrizó en Arizona, Obama se encontró con la gobernadora de Arizona, la republicana Jan Brewer, que el año pasado promulgó una dura legislación antiinmigrante. Minutos después de esa reunión protocolar, el mandatario y su esposa Michelle fueron hasta el centro médico universitario, donde está alojada la congresista que fue baleada en la cabeza y otros de los catorce heridos. Los médicos que atienden a la representante de 40 años dijeron que está mejorando y que cada vez es menor el tiempo que pasa bajo sedación. Anteayer, los especialistas le habían retirado el respirador artificial y habían informado que la demócrata respondía a órdenes simples.
Los homenajes también tuvieron lugar en el Capitolio. “Estas son horas difíciles para nuestro país”, se lamentó, entre llantos y pañuelos, el flamante presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner. El tercer político más importante de Washington agregó, mientras se secaba las lágrimas: “Nuestros corazones están rotos pero nuestro espíritu no”. Y convocó: “Sabemos que debemos unirnos sin distinciones partidarias”. En el mismo sentido se pronunció Nancy Pelosi, la líder de los demócratas en la Cámara, que también viajó con Obama hasta Tucson. También habló la congresista demócrata Carolyn McCarthy, cuyo marido fue asesinado en un tiroteo en 1993 en un tren de Long Island. “Les digo a todos ustedes que sanarán con el tiempo”, se emocionó la legisladora que impulsa un endurecimiento en los controles para la portación de armas. McCarthy afirmó que Giffords estaría orgullosa de la actitud que asumieron sus compañeros del Congreso. “Ella ha unido a esta Cámara. Es una pena que sea una tragedia la que nos haya unido”, resaltó.
Por su parte, los representantes republicanos trataron de lavarse las manos y dejar en claro que sus primeros días como mayoría parlamentaria estuvieron teñidos por eventos que estaban fuera de su control. Desde el lado oficialista, la sensación que tienen los congresistas es que el ataque que sufrió Giffords no fue contra ella sino contra la totalidad de las instituciones democráticas.
Mientras tanto, los compañeros de la escuela de la nena asesinada en el tiroteo la siguen llorando. Christina Taylor Green tenía nueve años y había sido elegida delegada en su colegio y para entender más acerca del gobierno, se decidió a ir el sábado al encuentro público con la congresista. “Querida Gabrielle Giffords, lamento que la hayan baleado. Me alegra que esté a salvo en el hospital. Christina está en el cielo ahora. No sé por qué les pasó esto a ustedes”, compartió su incertidumbre una amiga de la nena.
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