SOCIEDAD › SIGUE EN ESTADO DELICADO UNO DE LOS CHICOS HERIDOS POR EL RAYO, QUE MATó A OTROS DOS NIñOS

“Nunca vimos nada igual a lo que pasó”

Cuando los rescatistas llegaron a la colonia de Florencia Varela, “todos estaban tirados en el piso, en estado de shock”. Cuando cayó el rayo, los chicos habían salido de la pileta. Tres sufrieron paros cardiorrespiratorios. Dos fallecieron.

 Por Carlos Rodríguez

En el Hospital El Cruce, de alta complejidad en red –está interconectado con otros seis establecimientos–, los profesionales seguían ayer sin reponerse de la emergencia vivida el martes, cuando debieron asistir a seis chicos afectados por el rayo que cayó cerca de la pileta de la colonia de vacaciones del Centro de Espiritualidad Cura Brochero, de Florencio Varela. “Hubo que trabajar en simultáneo con tres de los chicos porque habían sufrido un paro cardiorrespiratorio. Uno de ellos falleció sin que se lo pudiera reanimar, mientras que a los otros dos se los pudo sacar del paro mediante los trabajos de reanimación, aunque uno de ellos falleció dos horas después”, explicó a Página/12 el director de Procesos Técnicos Asistenciales, Mariano Puentes. El único sobreviviente de los tres chicos que ingresaron en estado desesperante sigue “muy delicado y con pronóstico reservado” en la sala de terapia intensiva pediátrica, mientras que los otros tres internados allí están en terapia intermedia y es posible que hoy obtengan el alta médica. Además de los dos chicos, fallecieron dos adultos y hubo al menos once personas con heridas y quemaduras, de las cuales la única adulta es una joven de 22 años.

Los chicos fallecidos fueron identificados como Hernán, de 8 años, y Alexis, de 11, mientras que los dos adultos son el masajista de Racing César Nardi, de 61 años –que sufrió la descarga en la localidad de Open Door, cerca de Luján– y Orlando Mollo Quispen, de 23, un ciudadano boliviano que fue alcanzado en forma directa por un rayo mientras se encontraba trabajando en una quinta de Florencio Varela. En la colonia de verano, el rayo cayó sobre un árbol y doce chicos recibieron el golpe de electricidad. Seis de ellos –con lesiones de menor gravedad– fueron llevados al hospital Mi Pueblo de Varela, y los otros seis a El Cruce.

“De los seis que llegaron a nuestro hospital, los tres más graves presentaban un paro cardiorrespiratorio porque la descarga eléctrica afecta el miocardio y el corazón no puede resistir ese impacto”, explicó el doctor Puentes. Los tres fueron llevados al shock-room del hospital, uno de los más modernos y mejor equipados de América latina. Todo el equipo médico de turno tuvo que participar en las tareas de reanimación, que finalmente fueron infructuosas en dos de los casos.

El peligro que representan los rayos no es ajeno al Hospital El Cruce, que cuenta con un sistema de prevención para esos fenómenos porque todos sus equipos de sustento técnico se encuentran en la parte superior del edificio. Los protegen con un tendido de cables de cobre que descargan a tierra y que producen lo que se denomina el “efecto Faraday”, descubierto en 1845 por el físico Michael Faraday. En el hospital funciona a manera de pararrayos, para proteger los equipos.

Franco Risso, director de Defensa Civil de Florencio Varela, le dijo a este diario que “en 24 años de trabajo, nunca vimos nada similar a lo que ocurrió” el martes. Informó que en la Municipalidad local y en la iglesia Catedral “hay un pararrayos en cada uno de los edificios, pero no sirvieron de nada en este caso”. Lo mismo sucedió hace tres años, cuando cayó un rayo sobre la torre de comunicaciones del Cuartel de Bomberos.

Ante una consulta, Risso aseguró que las pericias realizadas confirmaron que los doce chicos afectados en la colonia del Centro de Espiritualidad Cura Brochero “no estaban dentro de la pileta”. Se encontraban “caminando por un pasillo, cerca de un árbol sobre el que cayó el rayo. Los chicos fueron alcanzados por el golpe de electricidad, pero no los alcanzó el rayo en forma directa”.

El que sí habría sido alcanzado por un rayo es el joven boliviano que falleció mientras trabajaba en una quinta. Una persona que vio el cuerpo le comentó a Página/12 que la víctima estaba casi totalmente quemada y que no tenía ninguna herida visible, salvo en los pies. Eso se debería a que el shock eléctrico se descarga sobre la tierra. El joven estaba de pie cuando ocurrió la tragedia y trabajaba descalzo.

En la puerta de ingreso a la colonia de vacaciones, en Trenque Lauquen 2551 de Florencio Varela, el encargado dijo que no podía hacer “ningún tipo de declaración” sobre lo sucedido. Ayer, en la sala mortuoria de la cochería Colonial, el padre de Hernán, uno de los chicos fallecidos, le dijo a este diario que no tenía información sobre cómo sucedieron los hechos. A su lado, un hombre que dijo ser de la colonia de vacaciones ratificó que “ninguno de los chicos estaba en la pileta”.

Al lugar, un predio de más de una manzana, llegaron esta semana 260 chicos enviados por diferentes parroquias para realizar allí un “retiro espiritual” y disfrutar a la vez de la pileta y los juegos. Uno de los chicos que estuvo presente, Nicolás, de 11 años, confirmó que se encontraba cerca de la pileta cuando cayó el rayo. “Ya no estábamos en el agua. Yo iba corriendo y se me salió una ojota. La fui a buscar y eso me salvó, porque el rayo cayó muy cerca de donde yo estaba antes”. Igual lo tuvieron que asistir porque sufrió una quemadura en el brazo izquierdo. “Me cayó algo parecido a una chispita”, graficó.

Nicolás recordó que Hernán, uno de los chicos fallecidos, iba a cumplir 9 años el 24 de este mes. Su rostro se pone tenso al recordar la escena de los otros chicos “caídos en el piso luego del rayo. Fue muy feo, pero al principio yo no entendía, nadie entendía, lo que había pasado”. Franco Risso relató que cuando llegaron a la colonia de vacaciones para asistir a los heridos “hubo que atender a todos los que estaban allí, niños o adultos, porque estaban en un estado de shock que les impedía comprender lo que había sucedido. Yo nunca vi nada igual”.

En El Cruce siguen internados cuatro niños. El que está más grave se llama Joel. Sigue en terapia intensiva “aunque ahora está estable y con pronóstico reservado”, ratificó el jefe de terapia Leonardo Busso. El médico precisó que el chico “no tiene que ser sometido a ninguna intervención quirúrgica, pero su estado es muy delicado y se ha mantenido estable por el tratamiento que está recibiendo en forma permanente”. Los otros tres chicos sólo sufrieron “quemaduras y lesiones leves de las que se están reponiendo”.

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“Fui a buscar una ojota que había perdido y eso me salvó”, relató un chico, en el lugar donde velaban a sus compañeros.
Imagen: Rolando Andrade
 
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