Jueves, 20 de enero de 2011 | Hoy
EL MUNDO › ANTE OBAMA DIJO QUE “HUBO PROGRESOS, PERO HAY MUCHO POR HACER”
El jefe de Estado Hu Jintao dio su compromiso por mejorar la vida de los chinos y trató el tema de los derechos humanos con Obama. Dijo no compartir la idea de que esos derechos sean “universales”. Cerraron decenas de acuerdos.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su par chino, Hu Jintao, anunciaron ayer su voluntad de lograr una mayor cooperación entre ambos países, en una jornada en la que la Casa Blanca declaró que cerró 70 acuerdos comerciales con el gigante asiático. Pero lo más novedoso fue el compromiso que asumió en público Hu con la democracia y los derechos humanos. “Continuaremos nuestro esfuerzo por mejorar la vida de los chinos y mejorar la democracia y el imperio de la ley... hicimos progresos en derechos humanos, pero mucho más se tiene que hacer”, declaró el invitado.
Obama recibió a Hu con todos los honores y alfombra roja, con desfile militar y 21 cañonazos en los jardines de la Casa Blanca. “Con esta visita podemos fijar los cimientos para los próximos 30 años”, propuso el líder demócrata al darle la bienvenida. “La historia muestra que las sociedades son más armoniosas, las naciones son más exitosas y el mundo es más justo cuando se sostienen los derechos y responsabilidades de todas las naciones y de todos los pueblos”, añadió el mandatario estadounidense tras la solemne ceremonia de bienvenida.
“Estados Unidos saluda el ascenso de China como un miembro fuerte, próspero y exitoso de la comunidad de naciones”, dijo Obama en una conferencia de prensa conjunta con Hu. Se trató de la primera visita formal de un presidente chino a Washington en trece años.
Inmediatamente después de la recepción militar, comenzó la primera ronda de conversaciones de Hu con Obama, a la que se sumaron cuatro empresarios chinos y 14 ejecutivos estadounidenses, entre ellos el CEO de Microsoft, Steve Ballmer; el presidente de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein; el de General Electric, Jeffrey Immelt, y el de Boeing, Jim McNerney. Luego ambos mandatarios hablaron ante la prensa.
“La relación entre China y Estados Unidos se ha transformado en una relación de importancia estratégica e influencia global”, dijo Hu a través de un traductor. El jefe de Estado chino declaró que hay intereses y responsabilidades comunes y aseguró que ambas naciones están abriendo “un nuevo capítulo”. “China es un país en desarrollo con una gran población y también un país en desarrollo en una crucial etapa de reformas”, explicó Hu en una rueda de prensa, tras lo cual añadió: “Queda mucho por hacer en China en materia de derechos humanos”. Fue una declaración inusual de un alto dirigente chino, aunque Hu precisó también que no compartía el punto de vista de Obama de que los derechos humanos son “universales”.
Es que Obama había subrayado la importancia de los “derechos universales de cada persona”. El anfitrión manifestó que habló “muy abiertamente” con su colega Hu sobre el tema de los derechos humanos y dijo que ambas partes acordaron continuar dialogando sobre este asunto.
A su turno, Hu afirmó que Beijing considera a los derechos humanos como un asunto interno y que las discusiones sobre el tema deben tener lugar bajo condiciones de respeto mutuo. “China quiere entablar un diálogo e intercambios con Estados Unidos en base al respeto mutuo y al principio de no interferencia en los asuntos internos del otro”, sostuvo.
La Casa Blanca informó que China cerró ayer 70 acuerdos con Estados Unidos para comprar bienes de ese país por valor de más de 45.000 millones de dólares, entre ellos un contrato con Boeing para comprar 200 aviones por 19.000 millones de dólares. El negocio ayudará a Boeing a mantener y expandir su cuota en el creciente mercado mundial de la aviación. El acuerdo incluye la compra de componentes de automóviles estadounidenses, así como productos agrícolas, químicos y del sector de la maquinaria.
La administración Obama, preocupada por el desequilibrado balance comercial entre los dos países, exigió a Beijing una mayor inversión para impulsar la economía estadounidense. El convenio ayudará a crear unos 235.000 empleos en Estados Unidos. Más allá de los acuerdos, Obama reiteró la demanda estadounidense de que China ponga fin a las políticas monetarias que mantienen al yuan artificialmente devaluado, puntualizando que deja a los bienes estadounidenses en desventaja en el mercado global.
Obama, quien remarcó que China es uno de los principales mercados para las empresas estadounidenses, dijo que su país aspira a tener una cooperación más estrecha con el país asiático, pero también una “sana competencia”. Ambos mandatarios dijeron que sus países continuarán consultándose sobre el controvertido programa nuclear iraní, así como sobre otros asuntos de seguridad. Más distendidos, por la noche participaron en la Casa Blanca de un banquete de Estado para la delegación china, que contó con 200 invitados.
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