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Lula inició su larga marcha hacia un Brasil con tres comidas por día

Con dos programas piloto localizados en dos localidades del estado de Piuaí, Lula lanzó ayer el plan “Hambre Cero”.

El presidente del Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lanzó ayer oficialmente su publicitado programa “Hambre Cero”, mediante el cual se propone asegurar, en cuatro años, tres comidas diarias a más de 54 millones de brasileños que están por debajo de la línea de pobreza. En principio, el plan tendrá dos pilotos: en los poblados de Guaribas y Acauá en Piaiauí, se entregará a 716 familias un crédito de 50 reales (13 dólares) para comprar alimentos. Según Lula, éste es el primer paso “de un largo camino”. En la ceremonia realizada en el Palacio del Planalto, presenciada por 500 concurrentes, el presidente firmó el decreto de lanzamiento del programa y declaró que “la lucha contra el hambre es un paso fundamental para la superación de la miseria, de la pobreza, de la falta de oportunidades y de la desigualdad social”. Mientras tanto, la luna de miel del mandatario con la sociedad brasileña no se acaba: hoy Lula cumple un mes desde su asunción y goza de una gran popularidad.
Como parte del plan de lucha contra el hambre, Lula dio posesión de sus cargos a los 60 miembros del Consejo de Seguridad Alimentaria (Consea), que se encargarán de administrar el programa junto a la Secretaría Nacional de Seguridad Alimentaria. Precisamente serán creados Conseas estaduales y municipales que cumplan con un papel fundamental: identificar a las familias necesitadas y crear puestos de recepción y distribución de alimentos. El presidente aclaró que “Hambre Cero” es mucho más que una iniciativa de donación masiva de alimentos: “Estas donaciones de emergencia son necesarias, pero todos sabemos que no terminan con el problema”. Lula, quien en el pasado vivió el hambre en el seno de su familia, señaló que mucho más importante que neutralizar los efectos de ese flagelo es atacar sus causas y subrayó que este programa se propone crear condiciones para que todos los brasileños puedan comer tres veces por día. Aunque reconoció que no se logra “de la noche a la mañana”.
La iniciativa contará en este primer año con el equivalente de unos 1.400 millones de dólares, entre los que se cuentan los 500 millones de recursos propios del programa, y el resto de programas de otros ministerios y de acuerdos con el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y las Naciones Unidas. Hasta el 31 de agosto, el gobierno estará afinando los detalles del programa. En esa fecha, vence el plazo para enviar al Congreso la propuesta de un nuevo plan plurianual para el período 2004/2008. El programa estará destinado a un total de beneficiarios de entre 46 y 58 millones de brasileños que están por debajo de la línea de pobreza. La cifra varía de acuerdo con el método que se utilice para determinar la “línea de pobreza”.
Las acciones piloto del programa “Hambre Cero” empezarán la próxima semana (lunes y martes) en los dos pequeños poblados del estado nororiental de Piaiauí, llamados Acauá y Guaribas, donde serán atendidas 716 familias, cada una de las cuales recibirá una tarjeta que le permitirá retirar el equivalente de unos 50 reales (13 dólares) de un banco estatal. De acuerdo con los planes del gobierno, cuando el programa esté en pleno funcionamiento, atenderá a mil municipios de la región semiárida del nordeste, la más pobre del Brasil. Además Lula enumeró algunas de las estructuras del plan, entre ellas: la reforma agraria; el incentivo en la agricultura familiar; el estímulo al cooperativismo, al microcrédito y a la alfabetización. Las orientaciones del programa serán dictadas por el Consea, que fue creado por el ex presidente Itamar Franco (1992-94), suprimido por Fernando Henrique Cardoso y ahora reactivado por Lula.
El clima político para el flamante gobierno no puede ser mejor. Una encuesta divulgada este martes mostró que Lula da Silva –vencedor en las elecciones del pasado 27 de octubre con el 61 por ciento de los votos– conquistó en estos 30 días otros 23 puntos porcentuales y cuenta hoy con el insólito apoyo del 84 por ciento de sus compatriotas. Lula tiene en mente dos importantes reformas, consideradas esenciales para la estabilidad de la economía del país: la tributaria y la del sistema de previsión social, cuya aprobación quiere obtener este año.

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Lula dialoga ayer con su esposa, Marisa Leticia da Silva.
 
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