EL MUNDO › OPINION

La OTAN de Rumsfeld

 Por Claudio Uriarte

Por la carta abierta firmada y publicada ayer en varios de los principales diarios del mundo por los jefes de gobierno de Dinamarca, España, Gran Bretaña, Hungría, Italia, Polonia, Portugal y República Checa, un observador desprevenido podría ser disculpado por creer que George W. Bush y Donald Rumsfeld han tenido éxito en la empresa que más ambicionaron y donde más ruidosamente fracasaron los miembros del viejo bloque soviético: dividir a la OTAN. Eso, por cierto, tiene parte de verdad: la fractura de hoy estuvo anticipada por las grietas de ayer, incluso en tiempos del viejo bloque soviético, en que Alemania y Francia –por sus propias y diferentes razones– tenían sus inclinaciones hacia Moscú. Pero la OTAN no es la misma, porque el viejo bloque soviético ha dejado de existir. Es decir, la Alianza Atlántica se ha convertido en un anacronismo. Su desempeño militar en la guerra de Kosovo fue lamentable. Y es irónico que ahora sean Polonia, Hungría y República Checa, los tres países ex comunistas que fueron los últimos en incorporarse en la ronda de 1999, los que aparezcan en los hechos y en los proyectos de Rumsfeld como el nuevo centro de gravedad desde el cual rearmar la alianza con una clara dirección pronorteamericana. El viejo atlantismo ha vuelto, pero cambió de misión.
Porque es la misión la que hace la coalición y no al revés. De los países signatarios de la insólita carta abierta de ayer, que parece inaugurar una época donde las diplomacias de los países discuten a través de las páginas de los diarios, y se dan golpes de efecto que en las reuniones de Estado se mantenían en estricto secreto, España e Italia son vitales para una invasión a Irak. En España están las bases de Torrejón —hogar de bombarderos B-52 en la primera Guerra del Golfo–, Zaragoza –de cazabombarderos en la misma guerra–, de Morón –desde donde operan cazas F-15 y F-16– y Rota –que es base de la Sexta Flota–. En Italia están las bases de Aviano –sede del Cuartel general de la 16ª Fuerza Aérea y de la 31ª Ala de cazas–, Nápoles –sede del comando de la Sexta Flota–, Sigonella –aviación naval–, Maddalena, Capodichino, Brindisi y Trapani. Todos estos son trampolines importantes para una operación que incluirá una gran cantidad de fuerzas aerotransportadas, y que se completará con una fuerza terrestre de invasión desde Kuwait, en el sur de Irak, y casi seguramente desde Turquía, en el norte. La carta abierta de ayer va más allá de la genuflexión ante Estados Unidos: empieza a señalar los contornos de un plan de operaciones.

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