El ex dictador de Egipto Hosni Mubarak presenciaba el primer interrogatorio al que la Justicia de su país lo somete desde que fue depuesto del máximo poder, cuando aparentemente sufrió una crisis cardíaca que le impidió continuar el proceso. El depuesto líder, investigado en Egipto por malversación de fondos públicos, debió ser trasladado a un hospital del balneario Sharm el Sheij, donde permanecía internado en terapia intensiva. Según aseguró el ministro de Salud egipcio, el interrogatorio no será suspendido, sino que va a continuar en la institución sanitaria en donde Mubarak será asistido hasta que mejore.

A principios de semana, la Fiscalía de Egipto citó a declarar a Mubarak y a dos de sus hijos, Gamal y Alaa. Además de indagarlos sobre los cientos de muertes sucedidas durante los reclamos callejeros que sacudieron al país entre mediados de enero y febrero, y que acabaron con el régimen del anciano político, los representantes del Ministerio Público egipcio necesitaban inquirir a los Mubarak sobre presunta malversación de fondos. Las citaciones llegaron hasta los tres inmediatamente después de que el ex mandatario hiciera su primera aparición pública desde el final de su régimen. En aquel mensaje, una grabación sonora difundida a través de la señal televisiva estatal negó tener cuentas bancarias fuera del país y criticó a quienes pretendían involucrar a su entorno familiar y político en actos de corrupción.

A primera hora de ayer, Mubarak se presentó en la sede de la Fiscalía, en el sur de la Península del Sinaí. Abandonó la residencia de Sharm el Sheij, en donde cumple arresto domiciliario desde que las revueltas populares y el Ejército pusieron fin a su gestión de tres décadas, el pasado 11 de febrero, en completo ayuno, y llegó a la Fiscalía al mediodía. Según fuentes médicas citadas por la televisión pública egipcia tras conocerse el ataque, el ex presidente se había negado a comer y beber antes de partir hacia sus diligencias judiciales.

Se encontraba en plena interrogatoria el ex dirigente egipcio, de 82 años, cuando se descompensó y debió ser trasladado a un hospital. Según el canal de televisión saudita Al Arabiya, Mubarak ingresó al sanatorio Red Sea Port, del balneario donde vive desde febrero, caminando con dificultad. Mubarak sufrió una arritmia cardíaca, pero el personal de la institución logró estabilizarlo a las pocas horas y quedó internado en terapia intensiva bajo observación, informó el director de la institución, Mohammed Fathalá, a la cadena informativa árabe Al Jazeera.

La versión institucional sobre la salud del anciano dirigente coincidió con la que difundió luego el ministro de Salud, Ashraf Hatem, quien añadió que, debido a la estabilidad que experimenta, Mubarak podrá continuar transitando los procedimientos judiciales en el hospital donde está siendo asistido. Producto de su presencia allí, la institución cayó bajo custodia de la policía militar, con vehículos blindados, y sólo pueden ingresar a ella pacientes de gravedad extrema.

La descompensación de Mubarak no resulta algo inesperado, si se tiene en cuenta que durante los últimos años de su régimen, el dirigente sufrió varios contratiempos y viajaba a menudo a Alemania para someterse a chequeos. Allí, hace un año, se sometió a una intervención quirúrgica en la que le extirparon la vesícula y un pólipo intestinal, que lo obligó a viajar periódicamente al país europeo por controles. Tras el fin de su poder, los medios de comunicación egipcios comenzaron a especular sobre un posible deterioro de la salud del ex presidente, aunque ninguna versión sobre enfermedades terminales que supuestamente lo aquejaban fue confirmada.