Mañana se vota en Ecuador un plebiscito en el que el presidente Rafael Correa propone una ley para crear un organismo que regule los contenidos de la prensa y fije sanciones para los periodistas o medios, tras precisar “criterios de responsabilidad ulterior” por sus publicaciones. El referéndum también propone prohibir que los medios, la banca y las empresas de juegos de azar no puedan invertir en otros sectores. Además, una reforma judicial para sancionar a jueces, fiscales, abogados y peritos que dilaten procesos para que caduque la prisión preventiva.

El gobierno está enfrentado con un sector de la prensa, al que llama “poder fáctico opositor, mediocre y corrupto”.

El canciller Ricardo Patiño garantizó que los medios no tienen nada que temer. “No hay autocensura, sino una campaña para de-sestabilizar al gobierno, que lo que hace es defenderse”, afirmó.

“Es el pulso político con una prensa agresiva”, dijo Patiño, señalando que “algunos medios han estado acostumbrados a gobernar” ya que representan a grupos de poder, y les enfada que Correa haya cerrado esa veta.

“Eran verdaderos esclavizadores de los gobiernos”, añadió Patiño, “aunque no haya ningún periodista preso, lamentablemente la percepción es que la prensa aquí es perseguida”’.

Sin embargo, la periodista Nancy Verdesoto dijo que “hay un poco de temor general” en el gremio, especialmente después de que el presidente demandó por 10 millones de dólares a dos comunicadores, autores de un libro que reveló contratos de su hermano Fabricio Correa con el Estado por 170 millones de dólares. El mandatario, que anuló esos tratos y niega haberlos conocido, alega haber sufrido un “daño moral”.

Andrés Hidalgo, presidente del diario El Comercio, dijo que el enfrentamiento con el gobierno ha impactado en las ventas del matutino. “Que todos los sábados (durante el programa semanal de Correa) te digan corrupto, incapaz, ineficiente, vendido, tiene un impacto en el prestigio de los medios”, afirmó.

El plebiscito de mañana también decidirá el futuro de las corridas de toros. La propuesta oficial, que prohíbe las corridas que terminan con la muerte del animal, ha desa-tado un fuerte debate en el país.

Los defensores de las corridas exigen respeto por una tradición que se remonta a unos quinientos años, mientras que los abolicionistas demandan que se ponga fin a la tortura de animales.

“¿Está usted de acuerdo en que en el cantón de su domicilio se prohíban los espectáculos que tengan como finalidad dar muerte al animal?”, reza la octava pregunta de la consulta.

Quito cuenta con una de las ferias taurinas más reconocidas de América, pero en general en el país la afición a las corridas es algo propio de la elite social. El país cuenta con una treintena de ganaderías que crían sus toros bravos a gran altura, en los Andes, y entre ellas hay gran preocupación frente a la consulta popular del sábado.

“Realmente es una incertidumbre, no sabemos cuál va a ser el futuro de la fiesta en Ecuador en caso de que gane el ‘sí’”, señaló Luis Fernando García, propietario de la ganadería de Campo Bravo, una de las más importantes del país.

Por el contrario, María Caridad Vázquez, activista y ex concejala de la ciudad andina de Cuenca, aseguró que “son las nuevas generaciones las que han reaccionado contra las corridas de toros y serán las futuras las que sigan alimentando corrientes que defiendan a los animales”.

Vázquez argumentó que en su Cuenca natal la prohibición de las corridas ha dado paso a otras expresiones culturales como la música, el teatro y la danza. Para la ex concejala, la tauromaquia no es un arte, sino una “artesanía macabra a la que se le han puesto reglas” y que por eso, dice, el debate sobre su existencia está vigente incluso en la cuna de la fiesta, España.

Los partidarios de la abolición creen que la prohibición ganará, pero los taurinos confían en que persista al menos en las jurisdicciones donde la fiesta brava es una tradición, ya que los resultados de la pregunta se aplicarán a nivel cantonal.

El Parlamento de Cataluña prohibió el año pasado las corridas de toros y el debate incluso ha empezado a taladrar en México, el centro más importante de la feria en América, donde senadores del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI) preparan una ley que elimine las corridas de toros. Las corridas se practican también en Colombia, Perú, Venezuela, Costa Rica, Panamá y Bolivia, además de Francia, donde han sido declaradas como patrimonio cultural, y en Portugal, donde se prohíbe la muerte de los toros en el ruedo.