Martes, 14 de junio de 2011 | Hoy
EL MUNDO › GANó EL “Sí” EN LOS CUATRO REFERéNDUM IMPULSADOS POR EL CENTROIZQUIERDA ITALIANO
Las consultas consiguieron un quórum altísimo, de casi el 57 por ciento, que logran derogar cuatro leyes: dos que se refieren a privatizar el agua, la tercera a la energía nuclear y la cuarta a la malla judicial con la que contaba el premier.
Por Elena Llorente
”Está claro que el gobierno vive en otro hemisferio”, dice el líder de la oposición, Pier Luigi Bersani. Es un “terremoto”, es el “fin político de Silvio Berlusconi”, dicen otros. Pocos tienen dudas de que los resultados de los cuatro referéndum realizados el domingo y ayer en Italia constituyen la segunda paliza en un mes para Il Cavaliere, después de las elecciones municipales de mayo.
Las consultas consiguieron un quórum altísimo (casi el 57 por ciento), que pocos se esperaban, incluidos algunos exponentes de la oposición. En las cuatro, además, ganó el Sí impulsado por el centroizquierda, que logró abrogar así cuatro artículos o leyes del Parlamento berlusconiano. Dos de ellas se refieren a la privatización del agua, la tercera a la energía nuclear, la cuarta al “legítimo impedimento”, la discutida norma aprobada hace un año por las cámaras, para permitirle a Il Cavaliere no presentarse en los juicios en su contra con el pretexto de sus actividades oficiales.
El SI ganó con porcentajes muy altos, como no se veía en Italia desde 1990: superó el 95 por ciento en las dos consultas sobre el agua y en la del “legítimo impedimento” y el 94 por ciento en la de energía nuclear.
Se trató en realidad de un “referendo sobre al divorcio entre el país y Berlusconi”, comentó además Bersani en una conferencia de prensa poco después de conocerse los resultados. Los dirigentes de la oposición piden que Berlusconi renuncie ya, porque por lo visto nadie lo apoya.
En la mañana de ayer, cuando todavía se estaba votando –pero al parecer él ya sabía que el quórum había sido logrado–, Il Cavaliere comentó a los periodistas: “Tendremos que decir adiós a la energía nuclear y dedicarnos a las energías renovables”. Pocos minutos después, las acciones de las empresas ligadas a las energías renovables volaban en la Bolsa de Milán. Pero cuando ya se habían cerrado las urnas, una nota de la oficina de prensa del gobierno decía que el premier piensa que la asistencia a las urnas demuestra “una gran voluntad de participación de los ciudadanos en las decisiones sobre el futuro y esto no puede ser ignorado”.
Berlusconi no fue a votar, como anunció expresamente, pero dejó libertad de elección a los militantes de su partido. Algunos de sus correligionarios, el presidente de la región Veneto Luca Zaia, por ejemplo, hombre de la principal aliada de Berlusconi, la Liga Norte, fue a votar, porque dijo que no había por qué politizar el voto.
No politizar el voto fue también la consigna del centroizquierda y en la tarde de ayer en Roma, cuando se conocieron los resultados, cientos de manifestantes que escogieron un sugestivo lugar para reunirse, un monumento conocido como “La boca de la verdad”, gritaban: “El corazón de Italia somos nosotros”. Otros declaraban: “Es un triunfo de la sociedad civil que quiere retomar el control de su destino”. Una frase llena de esperanza en un país en el que los jóvenes habían perdido el interés por la política y por el futuro del país.
“Estamos cansados de recibir bofetadas”, comentaron sobre los resultados algunos dirigentes de la Liga Norte. “Berlusconi ha perdido su capacidad de comunicarse con el país”, dijo por su parte Umberto Bossi, máximo dirigente de la Liga Norte.
Para muchos estos referéndum tienen un significado que va más allá de las consultas mismas. “Es un No al gobierno grande como una casa”, dijeron exponentes del llamado Terzo Polo, partidos del centroderecha que se apartaron del gobierno.
El gobierno, por su lado, está buscando una respuesta. Según el periodista Giuliano Ferrara, berlusconiano a muerte, “hay que cambiar la forma del berlusconismo. No se puede seguir como hasta ahora. Pero a muchos les falta coraje para hacer los cambios”. Berlusconi quisiera, por ejemplo, reducir los impuestos para congraciarse con los electores. Pero el ministro de Economía, Giulio Tremonti, lo frena. La reforma tributaria se hará, pero todo a su tiempo. Hay que ser muy cuidadoso para no cometer errores en un momento en que Italia no termina de salir de la crisis económica que la acosó en 2008, según Tremonti.
Aunque en los resultados comunicados por el Ministerio del Interior no estuvieron en principio incluidos los votos de los italianos residentes en el exterior, se advirtió que su contabilización no cambiaría esencialmente las cifras referidas al quórum. Mucho se había temido que si se tenía en Italia un quórum apenas superior al necesario (el 50 por ciento más uno de aquellos con derecho de voto), el conteo de los votos del exterior podía cambiar radicalmente esas cifras.
En un país que no tiene centrales nucleares, que en 1987 había votado en otro referéndum contra la energía nuclear, y después de lo sucedido en Fukushima, se pensó que uno de los referéndum más sentidos era el de la energía nuclear. Sin embargo las cifras demostraron que fue el que menos Si obtuvo, sólo el 94,6, contra los demás, que superaron el 95 por ciento. El gobierno tenía pensado construir algunas centrales nucleares para abaratar los costos de la electricidad, pero ahora no podrá hacerlo.
El hecho de querer privatizar los servicios relacionados con el agua, considerados un bien común, provocó no poco malestar en la población. Hasta la Iglesia Católica invitó a votar contra esa privatización.
Hacía dieciséis años que en Italia un referendo no obtenía los resultados que se consiguieron esta vez. Siete intentos referendarios se hicieron entre 1997 y 2009, sin conseguir jamás el quórum.
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