Martes, 14 de junio de 2011 | Hoy
EL MUNDO › ESTARá DOMINADO POR EL PARTIDO HEZBOLá
Líbano formó ayer, tras meses de arduas negociaciones, un nuevo gobierno dominado por el poderoso partido chiíta Hezbolá. El nuevo primer ministro, Nayib Mikati, aseguró con ánimo tranquilizador que no se radicalizará la política exterior de Beirut. Estados Unidos, que cataloga al Hezbolá como grupo terrorista, reaccionó con prudencia, anunciando que juzgará al nuevo equipo gubernamental “por sus actos”.
Es la primera vez que una coalición liderada por Hezbolá, el partido que libró una guerra contra Israel en 2006, domina un gobierno libanés. “El hecho de que Hezbolá y sus aliados dispongan de 18 de las 30 carteras no significa que el Líbano se una al bando radical en lo que respecta a sus relaciones con la comunidad internacional”, aseguró Mikati. Hezbolá y sus aliados, entre ellos el cristiano Michel Aoun, ocupan 18 de las 30 carteras del gobierno. Las 12 carteras restantes fueron repartidas entre partidarios del presidente, Michel Suleimán, del nuevo primer ministro Nayib Mikati y del líder druso Walid Yumblat. De los 18 puestos de la coalición de Hezbolá, en los que se cuentan Justicia, Defensa y Relaciones Exteriores, dos son para el partido chiíta y los otros 16 para sus aliados.
El presidente sirio, Bashar al Asad, que enfrenta un movimiento sin precedentes contra su régimen, felicitó inmediatamente al Líbano, donde la antigua potencia tutelar sigue ejerciendo su influencia a través de Hezbolá. El nuevo gabinete fue boicoteado por los partidarios del ex primer ministro, el pro occidental Saad Hariri, quien ahora se quedó en minoría en el Parlamento.
“Ya estén en el poder o en la oposición es el gobierno de todos. Este gobierno será el de todo el Líbano, y trabajará para todos los libaneses”, afirmó Mikati. Las negociaciones continuaron hasta el último minuto, ya que Hezbolá no aprobaba los nombres propuestos por Mikati.
Poco después de anunciarse la composición del Ejecutivo, un aliado del partido chiíta, el diputado druso Talal Arslan, dio la sorpresa al presentar su dimisión del nuevo gobierno de Líbano por divergencias con el nuevo primer ministro, Nayib Mikati. “Presento mi salida del gobierno de Nayib Mikati”, dijo Arslan en rueda de prensa poco después de que se anunciase la formación del gobierno, en el que había sido nombrado ministro de Estado. El diputado protestaba contra el hecho de que Mikati no le hubiese concedido una cartera clave, acusando al nuevo primer ministro, un sunnita, de tratar a las minorías religiosas del Líbano de forma “inapropiada”.
El sistema libanés está basado en cuotas comunitarias para garantizar un delicado equilibrio entre las 18 confesiones cristianas y musulmanas del país. Los drusos son una minoría musulmana heterodoxa de Medio Oriente. “No acepto que las minorías sean tratadas de esta forma”, lanzó Arslan. El 12 de enero, Hezbolá y sus aliados habían retirado sus ministros del gobierno de unión de Saad Hariri, en medio de tensiones relacionadas con el tribunal de la ONU encargado de investigar el asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri, padre de Saad.
El partido chiíta, que espera ser acusado de ese asesinato por el Tribunal Especial para Líbano (TSL), pidió a Hariri en vano que desautorizara esta instancia. Aunque fue nombrado gracias a los diputados aliados de Hezbolá, Mikati rechazó desde el comienzo presentarse como “el hombre del Hezbolá”, mostrando su autonomía política frente a las presiones.
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