EL MUNDO › FRACASO UN PRIMER INTENTO DE AUTORIZAR LA GUERRA A IRAK

Nuevos palos en la rueda del cowboy

Irak anunció anoche que aceptaba destruir sus misiles prohibidos, pero EE.UU. minimizó la decisión, y llevó la acumulación de fuerzas militares en el golfo a un nuevo pico. El Consejo de Seguridad sigue rechazando los pedidos de Washington.

La ONU sigue siendo el palo en la rueda de guerra de Estados Unidos. Por ahora, los esfuerzos diplomáticos de la administración Bush para inclinar la balanza en el Consejo de Seguridad a favor de una segunda resolución que habilite la guerra no están funcionando. En primer lugar, el jefe de inspectores de la ONU, Hans Blix, se reunió a puertas cerradas con el Consejo y dejó filtrar el contenido del informe que presentará oficialmente mañana. En él conforma a EE.UU. –”Irak no ha hecho lo suficiente”– pero también al bloque antiguerra encabezado por Francia, al pedir más tiempo. Sobre todo cuando Chile y México, dos de los miembros no permanentes del Consejo que recibieron el apriete norteamericano, declinaron su apoyo a la segunda resolución. Para colmo, Irak dijo que destruirá los misiles prohibidos Al Samud 2, cuyo ultimátum dado por Blix vencía justamente mañana, pero EE.UU. decidió ignorar la decisión.
El embajador chileno ante la ONU, Gabriel Valdés, fue muy franco a la salida de la reunión con Blix. “Este Consejo dividido está dejando la decisión en manos de los miembros electos, mientras los cinco permanentes se aferran a sus posiciones sin hacer un esfuerzo para aproximar sus puntos de vista”, declaró. Valdés anunció que Chile y México adoptaron esta posición común de no querer participar del desempate. Pero las presiones no cesan. Hoy llegará a Santiago el enviado especial de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, Otto Reich, para entrevistarse con el presidente chileno Ricardo Lagos, y junto a Reich un experto de armas se reunirá con miembros de la Cancillería para explicar la posición de Estados Unidos. Hay un acuerdo bilateral de libre comercio entre ambos países que entra en vigor en septiembre y que podría ser utilizado por Washington para lograr un cambio de postura.
Fuera de México y Chile, el diario Los Angeles Times afirmó ayer que un alto funcionario de Pakistán mostró signos de cambiar su postura a favor de Estados Unidos. “Somos muy buenos aliados de Estados Unidos, valoramos nuestra relación y queremos que se profundice. El tema de Irak no se convertirá en un problema entre nosotros”, habría dicho este funcionario. Los Angeles Times citó también a diplomáticos estadounidenses diciendo que Angola y Guinea podrían inclinarse a favor de Washington. Si todo esto se confirma, Estados Unidos (que ya cuenta con Gran Bretaña, España y Bulgaria) tendría siete de los nueve votos necesarios para que la segunda resolución sea aprobada, y sólo uno más que se pueda obtener (Camerún), dado que otros dos miembros del Consejo (Siria y Alemania) se han opuesto frontalmente a Washington. Y todo ello descontando que los opositores tradicionales (Rusia, China y Francia) no ejerzan sus respectivos vetos.
Y esto es lo que es difícil que ocurra, al menos por las declaraciones. Rusia y China presentaron ayer una declaración conjunta en la que rechazan la necesidad de una nueva resolución, y el presidente ruso Vladimir Putin señaló en particular que tal opción es “inaceptable”. Entonces George Bush lo llamó por teléfono a Putin y éste salió a matizar su posición aludiendo a que “se están estudiando formas de llegar a un consenso”. Francia, el más feroz de los opositores a la Casa Blanca en este proceso, siguió mostrando su satisfacción. “Es claro que una mayoría del Consejo no piensa que llegó el momento de la guerra”, declaró Jean-Marc de la Sablière, embajador francés ante la ONU.
La satisfacción de De la Sablière habrá aumentado luego de la reunión con Blix y seguramente habrá sentido mucho alivio cuando, desde Bagdad, el gobierno iraquí anunciaba que destruiría los misiles Al Samud 2, cuyo alcance supera por unos pocos kilómetros el rango permitido por la ONU. Saddam Hussein se había negado a hacerlo anteayer en una entrevista con Dan Rather, de la cadena norteamericana CBS, ayudando así a la posición norteamericana sobre la poca disposición iraquí al desarme. Antes de que el anuncio iraquí fuera oficial, Bush se adelantó a los hechos. “Los misiles son sólo la punta del iceberg. La única cuestión que se discute es un desarme total y completo, lo que él rechaza hacer”, denunció. El propio jefe de inspectores de la ONU, según su informe, suscribiría la posición de Bush, sólo que además reclama más tiempo para hacer su trabajo, como pide Francia. “Irak pudo haber hecho mayores esfuerzos para encontrar cualquier producto prohibido que quede o para proporcionar pruebas creíbles que muestren la ausencia de esos productos”, señala el documento de 16 páginas. Pero el informe dice después que ya existe casi finalizada una lista de temas de desarme que se consideran no resueltos y las medidas que Irak podría tomar para lograrlo, bien presentando artículos prohibidos o dando pruebas convincentes de que no existen.
La posición de la Casa Blanca a favor de la guerra también provoca problemas en las propias filas. El consejero político de la embajada estadounidense en Atenas, John Brady Kiesling, con más de 20 años en representaciones en Medio Oriente, renunció ayer a su cargo en disconformidad con los planes de Bush. Por su parte, el jefe del gobierno español, José María Aznar, le habría pedido a Bush que ayude a los líderes europeos que lo apoyan –como él mismo– llamando a silencio al corrosivo jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld. “Le dije que necesitamos mucho del secretario de Estado Colin Powell y poco de Rumsfeld”, dijo Aznar en una entrevista publicada ayer por el Wall Street Journal.

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John Negroponte, embajador estadounidense a la ONU, y una difícil misión en el Consejo.
 
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